“¡LAS ABERRACIONES!” “¡A LO QUE HEMOS LLEGADO!”
“¡Las aberraciones!” “¡A lo que hemos llegado!” Un empleado le da órdenes a
quien lo contrató. ¿Es una aberración?
“¡Un político, en activo, y no digamos si tiene autoridad, es un servidor y
empleado, las 24 horas del día, de la comunidad que lo eligió!”
Jamás un político le puede pedir, y menos exigir, al pueblo algo que vaya
en contra de la voluntad y el deseo de esa comunidad.
Leí en un periódico local la siguiente frase: “Los políticos debemos
aprender a escuchar a los ciudadanos”. No tiene desperdicio. “¡Dios mío!” ¿En
qué se han convertido?
¿Por qué ahora se están dando aberraciones? No lo sé, aunque lo intuyo por
mi experiencia como político activo que fui.
Lo que leo y oigo acerca de los políticos me asombra, me aterra y me hace
meditar tratando de encontrar el antídoto a tanta aberración.
¿Qué puedo hacer para ayudar a que vivamos la verdad de la realidad? Aquí
mi intuición no me alcanza. Necesito más. Le necesito a usted para que me ayude
a comprender y buscar soluciones a las aberraciones.
La oportunidad que tengo, gracias a la sagrada libertad, es escribir como
estoy haciendo, tratando de ayudar.
¿Cómo puedo ayudar de acuerdo a mis deseos y necesidades? Exponiendo mi
experiencia de cuando fui político con responsabilidades.
En mi concejalía el lugar de reunión de los vecinos era el Ayuntamiento y
mi casa particular.
Cuando regresaba del Ayuntamiento a las 9 de la noche, muchos días, al
llegar a mi casa me encontraba con una o varias personas que me esperaban.
Las recibía con el mayor respeto y consideración de servicio y atención.
Sus problemas eran mis problemas.
El pueblo era el que me informaba y me ordenaba lo que tenía que trabajar
en la municipalidad. Lo que hacía con toda la honestidad y laboriosidad de que
era capaz.
En mi casa se resolvieron problemas personales y sociales.
Mi agradecimiento al Ayuntamiento de la ciudad de Las Palmas de Gran
Canaria, a España, y al pueblo que serví será eterno.
Al Ayuntamiento y a nuestro pueblo les debo haber aprendido a obedecer y
servir a nuestro pueblo con honestidad, laboriosidad y humildad.
Ellos me hicieron mejor persona, lo que ha sido y es para mí motivo de
eterno agradecimiento.
“¡Ser un político, y con autoridad, es
haber llegado a la cumbre del servicio a los demás!”
Servir a la comunidad, servir a los demás llena la vida de valor y
contenido: mejora a uno como persona y lo enriquece para saber apreciar lo que
es amar a su pueblo y comprobar lo que es el agradecimiento de ese pueblo.
Ser un político en activo -yo lo seré eternamente, como lo han sido mis
familiares, por generaciones, que me han precedido- es tener la oportunidad de
cooperar y trabajar al bien material, y hasta espiritual, de la ciudadanía a
quien se sirve, si se hace con humildad, amor, y honestidad
Nunca he querido pontificar, y menos corregir a los demás. Sí me creo en la
honesta obligación de informar, lo que considero una necesidad personal y
social.
“¡¡¡Las aberraciones en política desaparecerán cuando haya honestidad,
humildad y amor en servir a los demás!!!”
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