"¿SE HABITÓ EL PLANETA TIERRA?"
Circula en nuestros días una la leyenda según la cual,
el planeta tierra estuvo habitado por seres humanos.
¿Qué hay de cierto en este relato? Les cuento.
Yo vivía feliz en el Planeta Tierra, acompañado por
otros seres humanos, a los que amé apasionadamente. Teníamos libertad.
Era una Tierra con bosques maravillosos, que cubrían
muchas necesidades.
Había unos océanos limpios, llenos de peces, de los
que se extraían grandes cantidades de suculentos alimentos. Eran unas
plataformas enormes para hacer deportes, navegar y transportarse de un
continente a otro.
Había unos ríos de aguas cristalinas que bordeaban
extensos campos ondulados en donde se cultivaban plantas de todo tipo:
forestarles, ornamentales, para la alimentación… y que eran recreo, trabajo,
riqueza y paisaje.
Todo contribuía a una sana, alegre y feliz
subsistencia y convivencia.
Era una Planeta envidiable, habitable y en el que la
felicidad era el estado natural. Teníamos nuestro hábitat natural.
Un día, unos ciudadanos comenzaron a crear
instrumentos para enriquecerse a costa de los demás, haciéndonos creer que la
felicidad estaba en la posesión de cosas, e inundaron todo con coches, asfalto,
cemento, comida basura, bebidas basura, y así hasta transformar el paraíso en
un infierno.
Los padres ya no tenían tiempo para educar a sus
hijos, porque trabajaban los dos a las mismas horas, para tener más dinero para
gastarlo en necesidades innecesarias.
Hicieron guerras para dominar, tener más mercado,
dinero y poder.
Crearon leyes para dominar, a los mismos que los
habían elegidos, según decían, democráticamente.
Todos hablaban de la libertad, y éramos unos infelices
dominados.
Llegó la corrupción que lo inundó y anegó todo.
Destruyó el maravilloso y necesario hábitat natural, que terminó siendo
inhabitable. Los que sobrevivieron viven en otras galaxias que localizaron
gracias a las nuevas tecnologías, pero que no les sirvieron para seguir
viviendo felices en su Planeta llamado la Tierra en estado natural.
Sean estas palabras de reconocimiento a los buenos –que
los hubo, aunque fueron minoría– dominados por los poderes perversos que juntos
tuvieron que abandonar a la Tierra, porque ya era inhabitable.
El paraíso se convirtió en un infierno. Esa es la
realidad. Es la verdad.
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