“SIEMPRE HAY POSIBILIDAD DE CAMBIAR, DESDE EL ASPECTO CIVIL Y RELIGIOSO”
"¡La esperanza es lo
último que se pierde!"
"¡Siempre hay
posibilidad de cambiar!"
"¡El cielo es de los
arrepentidos!"
Estas ideas deben estar por
encima de nuestros errores y pecados. Siempre hay solución si nos arrepentimos
y estamos dispuestos a cambiar.
La mayor traba para el cambio
es uno mismo.
La libertad –ese sagrado
deber y derecho– nos da la posibilidad de enmendar, de corregir nuestros
errores y pecados. Y también nos da la posibilidad de cometerlos.
Para cambiar hay peros, uno
es: la necesaria humildad.
Tenemos que recurrir a
implantar la humildad. En la sociedad y en nuestra vida. Hay que llevarla a la
práctica. Entonces se posibilita el cambio.
El egoísmo es uno de los
grandes males de la humanidad.
El egoísmo suele ser el
origen de muchos de nuestros problemas.
Pecar es ofender, normalmente
por un egoísmo desenfocado.
Con la humildad se pide
perdón, se elimina el egoísmo, se repara o compensa el daño hecho, y se
perdona.
Con la libertad y la humildad
la persona mejora, y se abre al cambio.
El arrepentimiento libre y
humilde crea un cambio, un camino hacia la plena reconciliación.
Y ese arrepentimiento nos
conduce hacia la perfección.
Luchar por mejorarnos siempre
cuesta, y la compensación es vivir el bien, en todas sus dimensiones. Esto da
un sentido maravilloso a la vida que luego se confirma en los hechos.
"¡Siempre se puede cambiar
y mejorar!"
"¡Una gran ayuda al
cambio la suministramos los demás con nuestra benevolencia, con nuestro perdón
cuando es por amor!"
Podemos y debemos ayudar al
cambio a toda aquella persona que lo necesite y quiera. Tiene que haber,
lógicamente, una clara manifestación de que esa persona quiere cambiar.
A mí me ayuda a corregirme el
ver mis limitaciones, y también con ayuda de la fe y el amor.
Siempre se ha dicho que la
cuña del mismo palo es la más que aprieta, y es cierto.
Las ofensas de la familia y
amigos son más dolorosas. Cuesta más perdonar, y el perdón tiene mayor mérito.
El que ofende tiene el deber
de demostrar su arrepentimiento, y el ofendido la obligación de aprovechar esa
oportunidad para perdonar, con lo que se consigue una paz especial.
Todo esto que digo son buenas
intenciones, después hay que llevarlas a la práctica, que es donde está el
mayor problema.
Reitero que decir es fácil,
hacer es lo difícil, pero por algo hay que empezar, esa es la razón de mi
intervención.
Espero que mis buenos deseos
le ayuden a los demás, y a mí mismo, para mejorar y ayudar a que otros mejoren,
porque siempre hay tiempo para cambiar y para mejorar.
"¡¡¡SIEMPRE HAY
POSIBILIDAD DE CAMBIAR!!!"
Se necesita voluntad y fe, y
todo con amor.
¿Qué cree usted?
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