“¡DISFRUTAR LA VIDA!”
La mejor manera de
disfrutar de la vida es decidirse y luchar por la santidad.
La vida es la
oportunidad que tenemos para desarrollar nuestras ilusiones.
Se vive solo una vez.
No hay segundas partes.
Tenemos que
aprovechar cada momento de nuestra existencia de modo, al final, miremos hacia
atrás y descubramos que hemos actuado santamente. Sea creyente o no.
La santidad es la
cualidad del que es santo o de lo que es santo.
Vivir, disfrutar y tratar de ser santo es tener ilusiones por las que vivir y
luchar.
No podemos olvidarlo:
se vive solo una vez, la vida no se repetirá jamás.
Conviene recorrer el
camino sin mirar atrás, centrados en el presente y con la ilusión de ganar.
“¡Triunfan las
personas que han llenado sus vidas de hechos que los hayan hecho felices,
porque han sabido servir y ayudar a los demás!”
Mientras vivimos el
presente hay que mirar al futuro con esperanza, ilusión, con deseos de llegar a
aquel fin que nos propusimos.
¿Qué nos propusimos?
Yo me propuse
encontrar el sendero de la santidad y seguir ese camino.
¿Qué es la santidad?
La santidad es
alcanzar la calidad y la forma del que es santo, o de lo que es santo.
Vivir es la
oportunidad de hacer, decir, y repartir lo bueno que tenemos, todos los días.
“¡Disfrutar de la
vida es no mirar hacia atrás para repetir, sino para mejorar!”
“¡El camino de la
vida lo hacemos cada día!”
Recorrer el camino de
la vida es la oportunidad de hacer el bien, y que sirva para mejorarnos y
mejorar a los demás, tratando de no dañar nunca a nadie.
El bien no se puede
quedar solo en nuestro interior, y dejarlo dormir. No, el bien se disfruta
cuando se reparte a los demás, y se comprueba que los demás viven mejor, porque
han recibido amor.
Disfrutar de la vida
es la maravilla que tenemos que aprovechar, para no dejar huecos que pueda
llenar el mal.
El mal siempre nos perseguirá hasta el final.
Si sabemos que el mal
nos perseguirá a lo largo de toda la vida, debemos luchar hasta caer rendidos,
pero con el alma y el corazón henchidos de amor a los demás.
Disfrutar de la vida
para que, cuando llegue el atardecer, tengamos la luz que nos ilumine para
seguir amando a los demás y no tropezar con el mal.
Disfrutar de la vida
para que, cuando miremos atrás, comprobemos que hemos recorrido el camino de la
santidad.
Y no hemos perdido el
camino, sino que lo hemos conservado hasta el final.
“¡¡¡Disfrutar de la vida es, en resumen, ser
honestos y amar a los demás, y todo lo demás se nos dará por añadidura!”
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