“¡SOY JUBILADO!”
Soy jubilado desde hace 26 años. ¡Nada menos! Y sigo en activo. Tanto que ahora trabajo más horas que cuando estaba en actividad laboral y comercial.
Creo ciegamente, por educación, creencias y honestidad, que
los jubilados tenemos la ineludible obligación de trabajar por el bien de los
demás, y cuanto más mejor. Ahora tenemos todo el tiempo del mundo, y “¡la
ciencia de la experiencia!”
Me crea una enorme preocupación ver a jubilados mirando al
cielo y esperando a la muerte aburridos.
Los jubilados, tenemos una gran cantidad de tiempo libre.
Perderlo sin hacer nada, y no hacer nada por los demás, lo considero un pecado
grave, gravísimo, de enorme egoísmo, pasotismo, y de muchos calificativos
terminados en ismo.
“¡Con el
agravante de que la felicidad no existe si no se comparte con los demás!”
¿Qué piensan esos jubilados mirando al cielo? No lo sé, y no
se lo deseo.
“¡La vida tiene un valor incalculable y perderla -el tiempo
nunca vuelve, jamás vuelve– es una pérdida incalculable e irrecuperable!”
No se necesitan horas. Solo se necesita tener la buena
voluntad de ayudar.
“¡¡¡¡¡¡¡Todos, sin excepción, nos necesitamos los unos a los
otros!!!!!!!”
“¡La vida tiene sentido, cuando con sentido le damos valor a
la vida!”
Siempre digo y repito que el día que me muera mi mente dirá:
“menos mal que se ha muerto este hombre, me ha traído en jaque desde que nació,
y sigue sin parar!”
Soy jubilado y si hubiese días de 26 horas me ayudaría un
poco más.
Hago este llamamiento a todos los jubilados: que no pierdan su
tiempo, que siempre se puede ayudar, y esto nos hace sentirnos vivos y útiles a
la sociedad.
“¡¡¡No hay mayor satisfacción que ayudar a los demás!!!”
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