miércoles, 27 de abril de 2022

“¡EL TRABAJO!”

 


“¡EL TRABAJO!”

“¡El trabajo honesto dignifica al ser humano, y quien lo realiza debe de ser compensado con una retribución justa!”

“¡Trabajar es una forma de ganar el sustento, realizarse como persona y de servir a la comunidad!”

“¡Servir a la comunidad no solo es un gusto y una responsabilidad: es una obligación personal y social ineludible!”

Todos tenemos el derecho al trabajo.

Amar el trabajo es una virtud de las personas honestas y leales a sí mismas, a su empresa y a su comunidad. Amar el trabajo es amar a los demás.

Mi trabajo no solo llena mí tiempo, mis ilusiones, vivencias, creencias, valores y necesidades sino que me sirve para progresar como persona y para ayudar a los demás, poniéndome en  el camino de la santidad.

“¡Si a mi trabajo solo le saco partido material soy un egoísta, que solo recibiré la paga temporal!”

“¡El trabajo debe llenar la vida de contenido y valor, y recibir la compensación correspondiente a la labor realizada!”

La paga es, y debe ser, la compensación al trabajo bien realizado; si, además, ese trabajo ha sido hecho con la mayor honestidad, debe tener el plus merecido a ese añadido valor.

Los poderes perversos se aprovechan del trabajo de los demás, esclavizan para enriquecerse a su costa y aumentar su riqueza y poder.

Uno de los problemas más graves de cualquier sociedad es el número, poder e influencia de los poderes perversos, porque si nadie los contrarresta arrollan a los demás.

Los poderes perversos pueden llegar a anular a una sociedad, contagiarla y llevarla a la destrucción. ¡Que se lo digan a algunos países!

Hay países inmensamente ricos en materias y recursos que, sin embargo, viven en la miseria, porque su pueblo y sus autoridades están corrompidos: malgastan y anulan sus riquezas naturales, aumentan la pobreza, y fortalecen a los poderes perversos.

No hay trabajo individual que pueda competir con los poderes perversos cuando son acompañados por el pueblo corrupto y deshonesto.

La alianza vicioso de la autoridad corrupta con el pueblo corrupto genera la espiral de la muerte de cualquier pueblo, sin límite en la riqueza natural. 

El trabajo y el trabajador corrupto genera y da lo que tiene. 

El empresario corrupto genera y da lo que es y lo que tiene.

El trabajador corrupto corrompe su trabajo y el de sus compañeros, hace daño a la empresa y debe ser castigado como lo debe ser el empresario deshonesto. 

Solo conozco un medio para terminar con la corrupción: la honesta participación como valor y creencia.

El trabajador dignifica o condena a quien lo desempeña de acuerdo a su honestidad, sinceridad y lealtad.

“¡El trabajo es un derecho y una obligación cuya bondad depende de los valores que se tengan y de los que tenga la empresa!”

El trabajo es una es una necesidad y un derecho por el que tiene que velar la sociedad honesta, participativa, leal y unida.

“¡Sin honestidad, lealtad, amor y unión no hay posibilidad de vivir, tener trabajo digno y ser feliz en libertad!”

El trabajo es una necesidad existencial, con una remuneración justa que le permita vivir dignamente al trabajador, y que sea capaz de crearle riqueza a la empresa, si es también honesta.

“¡El trabajo es una necesidad que tiene que cooperar al desarrollo y bienestar de la sociedad!”

El trabajo dignifica, es el medio para ganar el sustento, y es un derecho inalienable, y que tiene que cooperar al progreso y bienestar de la sociedad.

“¡El trabajo digno es una necesidad personal y social!” Quien no coopere es un enemigo social.


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