miércoles, 6 de abril de 2022

“¡SERVICIO DIRECTO A LOS DEMÁS!”

 

“¡SERVICIO DIRECTO A LOS DEMÁS!”

“¡Todas las actividades humanas, honestas y leales, son un servicio directo o indirecto a los demás!”

La mayoría de las profesiones son un servicio directo a los demás.

Los profesores, amas de casa, médicos, trabajadores, empresarios, etc. todos somos un servicio a la comunidad aunque sea de forma y manera indirecta.

Hay varios medios de colaborar. Quizá el más conocido sea con la voluntad; me refiero, por supuesto, a la buena voluntad, pues el servicio que hacemos a los demás depende de ella.

Servir a los demás requiere mortificación, sacrificio y buena voluntad, entre otros aspectos; y, para los creyentes, habría que añadir rogar la presencia de Padre Dios y el olvido de uno mismo.

En ocasiones, este espíritu de servicio choca de frente con la mentalidad de personas que sólo piensan en sí mismas.

Lógicamente, para servir voluntariamente por amor, es necesario poner en juego muchas virtudes humanas y sobrenaturales.

La dignidad de servir se expresa en la disponibilidad para servir a los demás; los católicos tenemos el ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo, que dijo: “no he venido a ser servido, sino a servir”.

Servir exige tal madurez espiritual que se puede definir como algo grandioso.

El Papa Juan Pablo II dijo: “para poder servir digna y eficazmente a los otros, hay que saber dominarse, es necesario poseer las virtudes que hacen posible tal dominio”.

Tratemos, creyentes o no, de servir a los demás, en especial a quien está a nuestro lado, aunque no recibamos ningún pago ni recompensa.

Las cosas de mucho valor no se consiguen más que a un precio muy alto.

Este tiempo de Cuaresma, es un tiempo acorde a esta actitud de servir, y es un tiempo para compaginar nuestras obligaciones con Padre Dios, con los demás y con uno mismo, dedicándole el tiempo que cada cosa requiere, y el que cada uno puede dar en conciencia.

Ahora bien, es servir a los más necesitados, pero sin olvidar a los nuestros.

Nuestra actitud ha de ser servir primero a Padre Dios y luego a los demás, y con una visión sobrenatural.

Servir a todos, incluso al que no lo agradece, y sin esperar nada a cambio.

Servir ayuda a combatir el propio egoísmo y nos mejora enormemente.

“¡¡¡Sirvamos a diario a los que nos rodean, y la recompensa será ahora y eterna!!!”


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