domingo, 10 de abril de 2022

“¡QUERER, AMAR!”

 

“¡QUERER, AMAR!”

         ¿Qué significa querer, amar? ¿Qué entiendo por amar, por querer?

         Algo tan sencillo como: llenar el alma de felicidad.

         En la medida que se quiere, en la medida que se ama se tiene y se reparte la felicidad.

Decía San Josemaría: “La felicidad no está en una vida cómoda, sino en un corazón enamorado”

         ¿Cuándo se sabe que se ama?

         Cuando se es feliz.

         El amor y la felicidad nacen, se desarrollan y mueren al mismo tiempo. Van unidos por siempre.

         Se ama, se quiere de infinitas formas. Tantas como humanos.

         Después de la muerte, el amor es la contemplación de Padre Dios, de la Virgen Santísima, de todos los santos y todos los que vivieron junto a nosotros, en especial de los más cercanos.

         Así me imagino el cielo.

         Pero aquí, en la tierra, se necesita amar, y amar apasionadamente, para tener la felicidad a la que todos estamos llamados a vivir plenamente.

         No se puede amar con sencillez, simplonamente, se tiene que amar sintiendo vibrar los sentimientos más profundos, y tantos y tan hondos que hay momentos que parece uno se ahoga y, con un suspiro profundo, se restablece la respiración y la normal visión, porque se había nublado, obscurecido por alguna lágrima de alegría.

         No creo que existe mayor y más profunda sensación de espiritualidad, que la de amar apasionadamente.

         Es de ensueño, algo casi irreal, es la sensación de plena felicidad. En especial cuando se quiere sin reservas.

         Quizá hoy tengamos algunos inconvenientes para amar apasionadamente. Hay quien considera amar apasionadamente como nostalgia, como romanticismo, como sentimientos que se deben ocultar.

         Creo que hay un materialismo que ciega, que oculta aquello que haga vibrar al corazón, puede que hasta se considere debilidad: en los hombres falta de hombría y las mujeres ser mojigatas.

         Para amar apasionadamente se tiene que ser muy libre y cargado de valores.

         ¡Claro que se puede querer, que se puede amar sin apasionamiento!

Para mí, entonces, no ha sido verdadero amor, sino un espejismo, que se desvanece con gran facilidad, y lo que queda después ya no es amor, es aprecio.

         Creo absolutamente necesario fortalecer los sentimientos que crean y desarrollan el amor.

         En especial los religiosos.

         "¡Dios es amor!"

         Y ¿los que no creen, los que no tiene fe?

         También deben amar apasionadamente, y lo que me apena es que tienen un límite, ya su amor no puede ser, no es infinito.

         El que tiene fe:  ama sin límite en cantidad y sin límite en el tiempo.

         Espero haber expuesto lo que entiendo que es amor, que es querer.

         Sé que amar es la piedra angular del edificio de la vida humana, sin él el edificio de la vida humana se desmorona, se viene abajo y si la vida es pura materia, todo se vuelve efímero.

         Eduquemos a nuestros hijos en la libertad por el amor, y el amor por la libertad, y todo fundamentado en valores éticos, especialmente religiosos, y les habremos dado la mayor de las riquezas.

          “¡Amar, y apasionadamente, es llenar el alma de felicidad y compartirla!”

          Es lo que les deseo, hoy y siempre.


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