“¡QUERER, AMAR!”
¿Qué significa querer, amar? ¿Qué entiendo por amar, por querer?
Algo tan sencillo como: llenar el alma de felicidad.
En la medida que se quiere, en la medida que se ama se tiene y se reparte la
felicidad.
Decía San Josemaría: “La felicidad
no está en una vida cómoda, sino en un corazón enamorado”
¿Cuándo se sabe que se ama?
Cuando se es feliz.
El amor y la felicidad nacen, se desarrollan y mueren al mismo tiempo. Van
unidos por siempre.
Se ama, se quiere de infinitas formas. Tantas como humanos.
Después de la muerte, el amor es la contemplación de Padre Dios, de la Virgen
Santísima, de todos los santos y todos los que vivieron junto a nosotros, en
especial de los más cercanos.
Así me imagino el cielo.
Pero aquí, en la tierra, se necesita amar, y amar apasionadamente, para tener
la felicidad a la que todos estamos llamados a vivir plenamente.
No se puede amar con sencillez, simplonamente, se tiene que amar sintiendo
vibrar los sentimientos más profundos, y tantos y tan hondos que hay momentos
que parece uno se ahoga y, con un suspiro profundo, se restablece la
respiración y la normal visión, porque se había nublado, obscurecido por alguna
lágrima de alegría.
No creo que existe mayor y más profunda sensación de espiritualidad, que la de
amar apasionadamente.
Es de ensueño, algo casi irreal, es la sensación de plena felicidad. En
especial cuando se quiere sin reservas.
Quizá hoy tengamos algunos inconvenientes para amar apasionadamente. Hay quien
considera amar apasionadamente como nostalgia, como romanticismo, como sentimientos
que se deben ocultar.
Creo que hay un materialismo que ciega, que oculta aquello que haga vibrar al
corazón, puede que hasta se considere debilidad: en los hombres falta de
hombría y las mujeres ser mojigatas.
Para amar apasionadamente se tiene que ser muy libre y cargado de valores.
¡Claro que se puede querer, que se puede amar sin apasionamiento!
Para mí, entonces, no ha sido
verdadero amor, sino un espejismo, que se desvanece con gran facilidad, y lo
que queda después ya no es amor, es aprecio.
Creo absolutamente necesario fortalecer los sentimientos que crean y desarrollan
el amor.
En especial los religiosos.
"¡Dios es amor!"
Y ¿los que no creen, los que no tiene fe?
También deben amar apasionadamente, y lo que me apena es que tienen un límite,
ya su amor no puede ser, no es infinito.
El que tiene fe: ama sin límite en
cantidad y sin límite en el tiempo.
Espero haber expuesto lo que entiendo que es amor, que es querer.
Sé que amar es la piedra angular del edificio de la vida humana, sin él el
edificio de la vida humana se desmorona, se viene abajo y si la vida es pura
materia, todo se vuelve efímero.
Eduquemos a nuestros hijos en la libertad por el amor, y el amor por la
libertad, y todo fundamentado en valores éticos, especialmente religiosos, y
les habremos dado la mayor de las riquezas.
“¡Amar,
y apasionadamente, es llenar el alma de felicidad y compartirla!”
Es
lo que les deseo, hoy y siempre.
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