“¡LA FALTA DE RESPETO, Y EN DONDE SEA Y A QUIEN SEA!”
La falta de
respeto es una de las agresiones más violentas que las personas maleducadas
pueden causar.
Faltar al
respeto es faltar a la educación, a la libertad y a la honestidad. En
ocasiones, puede llegar incluso a faltar al honor.
Quien falta al
respeto es digno y merecedor de la condena social. Merece, además, que su
ofensa sea puesta en conocimiento de su comunidad.
El mal ejemplo
que dan los que faltan al respeto es de tal gravedad y magnitud que para
remediarlo necesitan mucha humildad para pedir perdón con sinceridad.
No ofende quien
quiere, sino quien puede. Y para poder ofender tiene que haber un ofendido que
sufra la ofensa, salvo en el caso de los que blasfeman y ofenden por odio.
Cuando la
costumbre de ofender se extiende, eso indica que el pueblo, en general, ha sido
maleducado, porque acepta la ofensa como medio de manifestar la discrepancia,
para defenderse, o para atacar.
Hoy en día las
ofensas están llegando a límites nunca sospechados, sumamente rechazarles y
rechazados, y peligrosísimos. Límites que pueden llegar a causar daños
irreparables.
Ofender con
premeditación y alevosía es de una maldad inusitada. Provoca una triste y
espantosa reacción que regresa de donde partió.
“¡La ofensa es
como el bumerán: regresa donde partió!”
¿Cómo hacer
comprender al ofensor del daño y del mal que está causando y que se está
causando?
“¡Nadie puede
lanzar una piedra en vertical y hacia arriba, sin arriesgarse a que le caiga!”
La vertical de
la honestidad es el respeto. Lo contrario es la piedra que le puede caer al
irrespetuoso por su maldad, creándole una situación que puede llegar a ser de
suma gravedad.
“¡Líbranos del
maleducado que ofende, porque podemos ver como el mal se le revuelve!”
La falta de
respeto, en donde sea y a quien sea, es algo trágico: algo que tenemos que
tratar de hacer ver el mal que produce, pidiéndole al agresor-ofensor que vea
el mal que acarrea, y el que se acarrea sin necesidad.
“¡Nadie puede
ofender sin dejar huella en su proceder!”
“¡Bendito sea el
ofensor que pide perdón!”
“¡Quien falta al
respeto y ofende queda marcado y estigmatizado por siempre!”
La educación es
el cimiento de la convivencia, para poder desarrollar la felicidad y la
libertad.
“¡La falta de
respeto, en donde sea y a quién sea, denigra a quién lo hizo y fortalece al
ofendido!”
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