jueves, 15 de julio de 2021

“¡LA FALTA DE RESPETO, Y EN DONDE SEA Y A QUIEN SEA!”

 

“¡LA FALTA DE RESPETO, Y EN DONDE SEA Y A QUIEN SEA!”

La falta de respeto es una de las agresiones más violentas que las personas maleducadas pueden causar.

Faltar al respeto es faltar a la educación, a la libertad y a la honestidad. En ocasiones, puede llegar incluso a faltar al honor.

Quien falta al respeto es digno y merecedor de la condena social. Merece, además, que su ofensa sea puesta en conocimiento de su comunidad.

El mal ejemplo que dan los que faltan al respeto es de tal gravedad y magnitud que para remediarlo necesitan mucha humildad para pedir perdón con sinceridad.

No ofende quien quiere, sino quien puede. Y para poder ofender tiene que haber un ofendido que sufra la ofensa, salvo en el caso de los que blasfeman y ofenden por odio.

Cuando la costumbre de ofender se extiende, eso indica que el pueblo, en general, ha sido maleducado, porque acepta la ofensa como medio de manifestar la discrepancia, para defenderse, o para atacar.

Hoy en día las ofensas están llegando a límites nunca sospechados, sumamente rechazarles y rechazados, y peligrosísimos. Límites que pueden llegar a causar daños irreparables.

Ofender con premeditación y alevosía es de una maldad inusitada. Provoca una triste y espantosa reacción que regresa de donde partió.

“¡La ofensa es como el bumerán: regresa donde partió!”

¿Cómo hacer comprender al ofensor del daño y del mal que está causando y que se está causando?

“¡Nadie puede lanzar una piedra en vertical y hacia arriba, sin arriesgarse a que le caiga!”

La vertical de la honestidad es el respeto. Lo contrario es la piedra que le puede caer al irrespetuoso por su maldad, creándole una situación que puede llegar a ser de suma gravedad.

“¡Líbranos del maleducado que ofende, porque podemos ver como el mal se le revuelve!”

La falta de respeto, en donde sea y a quien sea, es algo trágico: algo que tenemos que tratar de hacer ver el mal que produce, pidiéndole al agresor-ofensor que vea el mal que  acarrea, y el que se acarrea sin necesidad.

“¡Nadie puede ofender sin dejar huella en su proceder!”

“¡Bendito sea el ofensor que pide perdón!”

“¡Quien falta al respeto y ofende queda marcado y estigmatizado por siempre!”

La educación es el cimiento de la convivencia, para poder desarrollar la felicidad  y la libertad.

“¡La falta de respeto, en donde sea y a quién sea, denigra a quién lo hizo y fortalece al ofendido!”


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