“¡LLEGÓ LA NAVIDAD!” ¿PARA QUIÉN?
"¡LLEGÓ
LA NAVIDAD!" ¿PARA QUIÉN? Felicito, efusivamente y de todo corazón, a la
humanidad entera, en especial a las personas necesitadas, para las que será un
día más de horror.
Trato
de ponerme en el lugar de las personas necesitadas y no lo consigo.
Padre
Dios, por favor: Hazme sentir lo que ellos sienten, para saber, en propia carne,
lo que es vivir en necesidad. Contemplo
a los demás viviendo momentos de felicidad, pero yo quiero sentir lo que muchos
sienten al no tener lo que necesitan para sobrevivir. Y yo…, sobrándome de todo, y yo… sin ayudar.
No
soy Padre Dios, pero sí un ser humano con alma y corazón.
¿Qué
debo hacer? No lo sé, pero siento angustia de ver y comprobar que nos
necesitamos todos para volcarnos en ayudar - con honestidad, solidaridad y amor- a
quien solo tiene necesidad.
Hay
riqueza de sobra. Todos tenemos algo para dar o compartir.
¿Intentaré
ser consecuente con mis creencias y ayudar con efectividad, sin pensar que con
darme golpes de pecho ya puedo olvidarme de ellos? ¿Y ellos sin lo necesario para
vivir de forma natural… me puedo olvidar verdaderamente?
Rezo,
pero no basta, se necesitan hechos y ¿Qué hago? Quejarme y nada más.
¿Estoy
ayudando y permitiendo que la miseria siga donde no debía de haberla, porque, los
que nos sobra, no compartimos con los demás?
Hay
riqueza de sobra. Y hay miseria de sobra. ¿Qué debo hacer? No lo sé. O sí lo
sé: dar, pero también cooperar a que se redistribuya la riqueza, a que todos
tengan un mejor empleo y puedan ganarse la vida.
Padre
Dios nuestro, ilumina nuestras mentes y nuestros corazones para dar lo que nos
sobra, y para que ayudemos a quienes lo necesitan.
No
basta con mis quejas y lamentos, que, en la práctica, son lágrimas que se secan
al viento, no resuelven la miseria y todos tan contentos celebrando la Navidad.
¿Qué
puedo hacer? Ayudar.
¿Cómo
ayudar? Dando de lo que me sobra, y encima me queda para celebrar la Navidad.
¿Cómo
podemos vivir tranquilos pudiendo ayudar? Ahora ya no puedo vivir tranquilo,
siento una angustia que quisiera no tener, y la tengo. No consigo tranquilizar
mi conciencia sabiendo que sufren los demás pudiendo yo ayudar.
¿Cómo
puedo ayudar? Aportando, cuanto antes. Y proponerme ayudar sin cesar,
constantemente. Y espero que Padre Dios me perdone por tantas omisiones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Necesito y agredezco todos los comentarios que me puedan hacer, complementarán y enriquecerán este blog. La solución es la participación. Gracias.