viernes, 3 de diciembre de 2021

"¿PARA QUÉ HEMOS NACIDO?"

 

"¿PARA QUÉ HEMOS NACIDO?" 

¿Para qué hemos nacido? Para amar.

También para vivir, para servir, para ayudar, para ser felices y libres, para gozar y para morir.

“¡La vida no tiene valor ni sentido si no la llenamos de contenido, en especial de amor!”

Llenar la vida de contenido es hacer y seguir haciendo. No parar de hacer para crear y desarrollar el bien, compartirlo y repartirlo para hacer que seamos y sean felices, y libres, porque repartimos amor con prodigalidad y honesta unión y participación hasta la saciedad.

¿Para qué hemos nacido? Para soñar, vivir y para disfrutar.

Para soñar con un mundo mejor y para disfrutar del amor y de la amistad.

Para vivir en compartir que es la gran forma y manera de vivir la felicidad y la libertad.

Para disfrutar porque el disfrute es parte esencial de la vida normal.

¿Para qué y por qué hemos nacido?

“¡Hemos nacido para vivir y repartir lo bueno que tenemos, recibir lo bueno que tienen los demás, para juntos tener el mundo que debemos!”

El mal se extiende de acuerdo a mi despreocupación o acción.

El mal no se desarrolla por sí solo ni se extiende por sí mismo. Somos nosotros los que lo creamos y los que lo desparramamos y extendemos pudiendo llegar a inundar el mundo, como lo estamos viendo con las guerras, la miseria, las muertes, y de muchos de inocentes, sin dejar la contaminación.

Tenemos que demostrar, y mostrar, nuestro desacuerdo y condena. Lo que no es admisible es que el mal se extienda y no hagamos nada.

Todos tenemos una parte alícuota de culpabilidad en que el mal se siga extendiendo, dañando y matando.

El gran medio de combatir el mal es la santidad.

Todos hemos nacido, crecido y vivimos para el bien, y con ese bien desarrollar la honesta participación, y la unión, que nos lleva a la santidad.

La santidad es el medio, el modo y la forma de vivir el bien con intensidad, como repartir el bien y gozar la dicha de ver que nuestro comportamiento ayuda a los demás, y que vamos incrementando el bien camino de la plena santidad.

Todos estamos llamados a ser santos.

Ser santo no es una utopía inalcanzable, todo lo contrario: es la vivencia del bien con intensidad y repartido con amor, humildad y sinceridad, si está apoyado por Padre Dios.

Benditos sean los santos, de ellos surge y se desarrolla el bien inundando y anegando el mal, y desarrollando la felicidad y la libertad.

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¿Para qué hemos nacido? Para ser santos.

¿A qué espera? Yo ya lo vengo intentando.


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