“UNIR. UNIRSE. LA UNIÓN”
¡Unir es
acrecentar! ¡Unir es juntar! ¡Unir es sumar!
Unir debería ser
el verbo que más se usase en lo que creemos, en lo que afirmamos y en lo que
pretendemos.
“¡Unirse es un
ruego solemne!
“¡Unirse es un
imperativo necesario!”
“¡Unirse debería
ser lo natural, lo normal y lo lógico!
“¡Como seres
humanos, no unirnos, es incomprensible, origen de males, debilidad en el
género, debilidad en el poder, y debilidad en el fin último!”
La unión no
surge espontáneamente. La unión es una consecuencia de la vivencia y creencia
aprendida desde niño.
“¡La unión
hace la fuerza!”. Esto lo sabemos desde siempre.
No creo que haya
límite en la vivencia de la unión entre los seres humanos ni aún en su
antigüedad, que será la misma que tenga la especie humana.
El poder de la
unión es casi ilimitado. ¿Qué cosa buena no se puede conseguir con la unión?
Si sabemos esto,
¿por qué participamos tan poco en la vida comunitaria? ¿por qué somos esclavos
del poder perverso? ¿por qué tenemos crisis económicas? Y así podría seguir
haciendo preguntas cuya contestación tendría que ser positiva, y resulta que
hoy es negativa.
Es
incomprensible e irracional la falta de unión y, como consecuencia, la ausencia
de la honesta participación para la solución de todos los problemas que
dependen de la labor comunitaria.
La solución de
los problemas que nos amargan la existencia dependen de la unión en la casi
totalidad de los casos.
¿Hemos probado
unirnos por nuestra honesta participación y ver y comprobar los resultados?
Si no lo hemos
hecho, ruego lo hagamos.
Sus problemas,
como los míos, se solucionan con nuestra honesta participación: la mía, la suya
y la del vecino, estando todos unidos.
Tengo la
sensación de que tanto hablar de unir, unirse, de la unión... es marear la
perdiz, porque si no se entiende la necesidad de la honesta participación en la
unión, como la solución de los problemas vitales, lo único que hago es molestar
con mis lucubraciones, ilusiones e insistencia ante esta tremenda necesidad, y
sin resultado.
“¡De su honesta
y participativa unión, de la del vecino, de la mía, y la del más lejos dependen
la felicidad y la libertad!” Lo contrario es lo que hoy vivimos.
“¡¡¡Unir,
unirse, y la unión es, y seguirá siendo, la solución!!!”
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Necesito y agredezco todos los comentarios que me puedan hacer, complementarán y enriquecerán este blog. La solución es la participación. Gracias.