domingo, 12 de diciembre de 2021

“UNIR. UNIRSE. LA UNIÓN”

 

“UNIR. UNIRSE. LA UNIÓN”

¡Unir es acrecentar! ¡Unir es juntar! ¡Unir es sumar!

Unir debería ser el verbo que más se usase en lo que creemos, en lo que afirmamos y en lo que pretendemos.

“¡Unirse es un ruego solemne!

“¡Unirse es un imperativo necesario!”

 “¡Unirse debería ser lo natural, lo normal y lo lógico!

“¡Como seres humanos, no unirnos, es incomprensible, origen de males, debilidad en el género, debilidad en el poder, y debilidad en el fin último!”

La unión no surge espontáneamente. La unión es una consecuencia de la vivencia y creencia aprendida desde niño.

 “¡La unión hace la fuerza!”. Esto lo sabemos desde siempre.

No creo que haya límite en la vivencia de la unión entre los seres humanos ni aún en su antigüedad, que será la misma que tenga la especie humana.

El poder de la unión es casi ilimitado. ¿Qué cosa buena no se puede conseguir con la unión?

Si sabemos esto, ¿por qué participamos tan poco en la vida comunitaria? ¿por qué somos esclavos del poder perverso? ¿por qué tenemos crisis económicas? Y así podría seguir haciendo preguntas cuya contestación tendría que ser positiva, y resulta que hoy es negativa.

Es incomprensible e irracional la falta de unión y, como consecuencia, la ausencia de la honesta participación para la solución de todos los problemas que dependen de la labor comunitaria.

La solución de los problemas que nos amargan la existencia dependen de la unión en la casi totalidad de los casos.

¿Hemos probado unirnos por nuestra honesta participación y ver y comprobar los resultados?

Si no lo hemos hecho, ruego lo hagamos.

Sus problemas, como los míos, se solucionan con nuestra honesta participación: la mía, la suya y la del vecino, estando todos unidos.

Tengo la sensación de que tanto hablar de unir, unirse, de la unión... es marear la perdiz, porque si no se entiende la necesidad de la honesta participación en la unión, como la solución de los problemas vitales, lo único que hago es molestar con mis lucubraciones, ilusiones e insistencia ante esta tremenda necesidad, y sin resultado.

“¡De su honesta y participativa unión, de la del vecino, de la mía, y la del más lejos dependen la felicidad y la libertad!” Lo contrario es lo que hoy vivimos.

“¡¡¡Unir, unirse, y la unión es, y seguirá siendo, la solución!!!”


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