“¡¡¡NAVEGAR EN
BOLINA!!!”
“¡¡¡A QUIENES AMAN EL MAR Y LO APROVECHAN PARA GOZAR!!!”
Navegar
en bolina es navegar contra el viento, sintiendo el poder del viento.
A
lo largo de la vida hay momentos en que navegamos en bolina.
El
viento de frente, el viento en contra, hace que se tensen las velas por la diferencia
de velocidad del recorrido del aire entre barlovento y sotavento. Esa tensión y
el apoyo de la quilla crea un empuje neto hacia adelante según la intensidad
del viento.
Navegante
fui, y los recuerdos son imperecederos.
Estar
en contacto directo con la Naturaleza fortalece el cuerpo y el alma. Y nos da unas
sensaciones difíciles de describir, pero fáciles de vivir.
Navegar
en bolina era como ir contra corriente. La velocidad del viento de frente
sobre el barco era la máxima y las sensaciones se aceleraban, aun cuando el
barco vaya en realidad lento.
Recuerdo
que el primer año que navegué en mi Snipe, al final de temporada y en la
entrega de premios me dieron el farolillo rojo, que se le daba a quien había
llegado más veces el último.
Conservo
como una reliquia ese farolillo rojo, que ya se ha ido despintando con los años
que han pasado.
“¡¡¡Pero
lo importante era participar y saber gozar!!!”
Esta
ha sido la gran enseñanza que me ha ayudado a navegar en bolina en la vida,
para aprovechar los vientos incluso contrarios para que me ayuden a llegar al
destino ambicionado.
La
vida trae vientos de los cuatro puntos cardinales.
Saber
navegar en la vida, no es llega el primero, sino llegar a la meta, con lucha,
trabajo, esfuerzo, e ilusiones para al final de la vida poder desembarcar
en el paraíso de la eterna felicidad.
Cruzar
la vida en empopada, con el viento de cola, empujando fácilmente el barco, es
ser arrastrado por hechos que no hemos conquistado. Si solo queremos navegar en
empopada nunca llegaremos a puerto porque el viento siempre cambia. Es haber
perdido la vida, que lleva tanto valor y esfuerzo, quedando en la travesía
ilusiones perdidas, lejos de puerto, ya hoy olvidadas.
La
vida tiene sentido y valor cuando navegamos contra corriente, con viento a
favor o en contra, pero luchando por llegar a la meta.
La
meta es siempre la misma: vivir con felicidad y libertad, para ser timonel de
nuestra vida sabiendo a donde ir para llegar a la meta.
La
meta siempre es la misma: llenar la vida de valor y contenido, y que al llegar
a la meta nos den un premio, o el farolillo rojo. Pero nos lo dan en casa, en
puerto, en nuestro destino.
Como
creyente rezo incesantemente.
Rezar
me une a Padre Dios y me indica la ruta que debo tomar y también ver donde los
vientos son a favor y donde en contra.
“¡La vida es una ruta que vamos marcando, si tratamos de ser
consecuentes con los valores y creencias, y los vamos haciendo vivencias!”
Navegar
en bolina es aprovechar los vientos que aceleran el barco que vamos timoneando
y navegando, para llegar a la meta que hemos ambicionado.
La
vida tiene sentido y valor si sabemos ser consecuentes con los valores
recibidos, aceptados y llevados a la práctica, navegando en bolina,
aprovechando los vientos, para que nos lleven a la meta anhelada de la
felicidad y la libertad.
La
vida es navegar en el barco que nos ha tocado navegar y controlar. De nosotros
depende que lleguemos a la meta que tanto ambicionamos y necesitamos
conquistar, y para llegar a meta con honestidad y honor.
Navegar
en bolina es aprovechar los vientos de frente que nos fortalecen y ayudan a
llegar a la meta ambicionada.
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