domingo, 5 de diciembre de 2021

“¡¡¡NAVEGAR EN BOLINA!!!”

 

“¡¡¡NAVEGAR EN BOLINA!!!”


“¡¡¡A QUIENES AMAN EL MAR Y LO APROVECHAN PARA GOZAR!!!” 

 Navegar en bolina es navegar contra el viento, sintiendo el poder del viento.

A lo largo de la vida hay momentos en que navegamos en bolina.

El viento de frente, el viento en contra, hace que se tensen las velas por la diferencia de velocidad del recorrido del aire entre barlovento y sotavento. Esa tensión y el apoyo de la quilla crea un empuje neto hacia adelante según la intensidad del viento.

Navegante fui, y los recuerdos son imperecederos.

Estar en contacto directo con la Naturaleza fortalece el cuerpo y el alma. Y nos da unas sensaciones difíciles de describir, pero fáciles de vivir.

Navegar en bolina era como ir contra corriente. La velocidad del viento de frente sobre el barco era la máxima y las sensaciones se aceleraban, aun cuando el barco vaya en realidad lento.

Recuerdo que el primer año que navegué en mi Snipe, al final de temporada y en la entrega de premios me dieron el farolillo rojo, que se le daba a quien había llegado más veces el último.

Conservo como una reliquia ese farolillo rojo, que ya se ha ido despintando con los años que han pasado.

“¡¡¡Pero lo importante era participar y saber gozar!!!”

Esta ha sido la gran enseñanza que me ha ayudado a navegar en bolina en la vida, para aprovechar los vientos incluso contrarios para que me ayuden a llegar al destino ambicionado.

La vida trae vientos de los cuatro puntos cardinales.

Saber navegar en la vida, no es llega el primero, sino llegar a la meta, con lucha, trabajo, esfuerzo, e ilusiones para al final de la vida poder desembarcar en el paraíso de la eterna felicidad.

Cruzar la vida en empopada, con el viento de cola, empujando fácilmente el barco, es ser arrastrado por hechos que no hemos conquistado. Si solo queremos navegar en empopada nunca llegaremos a puerto porque el viento siempre cambia. Es haber perdido la vida, que lleva tanto valor y esfuerzo, quedando en la travesía ilusiones perdidas, lejos de puerto, ya hoy olvidadas.

La vida tiene sentido y valor cuando navegamos contra corriente, con viento a favor o en contra, pero luchando por llegar a la meta.

La meta es siempre la misma: vivir con felicidad y libertad, para ser timonel de nuestra vida sabiendo a donde ir para llegar a la meta.

La meta siempre es la misma: llenar la vida de valor y contenido, y que al llegar a la meta nos den un premio, o el farolillo rojo. Pero nos lo dan en casa, en puerto, en nuestro destino.

Como creyente rezo incesantemente.

Rezar me une a Padre Dios y me indica la ruta que debo tomar y también ver donde los vientos son a favor y donde en contra.

“¡La vida es una ruta que vamos marcando, si tratamos de ser consecuentes con los valores y creencias, y los vamos haciendo vivencias!”

Navegar en bolina es aprovechar los vientos que aceleran el barco que vamos timoneando y navegando, para llegar a la meta que hemos ambicionado.

La vida tiene sentido y valor si sabemos ser consecuentes con los valores recibidos, aceptados y llevados a la práctica, navegando en bolina, aprovechando los vientos, para que nos lleven a la meta anhelada de la felicidad y la libertad.

La vida es navegar en el barco que nos ha tocado navegar y controlar. De nosotros depende que lleguemos a la meta que tanto ambicionamos y necesitamos conquistar, y para llegar a meta con honestidad y honor.

Navegar en bolina es aprovechar los vientos de frente que nos fortalecen y ayudan a llegar a la meta ambicionada.


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