“¡¡¡AMAR Y SER AMADO EN LA LIBERTAD!!!”
Amar y ser amado en la libertad es la
cumbre, material y espiritual, del ser humano. No existe meta alcanzable mayor
que amar y ser amado en la libertad.
Amar es compartir todo, sin pedir nada a
cambio.
Amando y siendo amado se viven los hechos
más felices en la libertad.
La libertad es la expresión materializada
y la vivencia del amor.
No hay libertad sin amor, ni amor sin
libertad.
La libertad es un don que nos ha dado
Padre Dios. Es una gran responsabilidad. Supongo que, para los no creyentes, la
libertad es vivir la honestidad en la participación, en todos los momentos de
la vida.
El amor y la libertad son patrimonio de
la humanidad.
También es patrimonio de la humanidad la
obligación de hacer el bien y evitar el mal.
No basta con no hacer el mal, hay que
tratar de evitarlo. De la misma manera que hay obligación de hacer el bien, de
repartirlo con una honesta participación a lo largo de la vida, también hay que
saber vivir la plena felicidad y la plena libertad, que para eso hemos nacido.
Por culpa de no vivir la plena felicidad
y la plena libertad, no existe el amor fraternal al que nos obliga el primer
Mandamientos: Amar a Padre Dios sobre todos las cosas, y al prójimo como a
nosotros mismos.
Dios es amor y sin amor no gozamos a
Padre Dios. El amor sin Dios es limitado.
Los humanos también somos amor, con las
limitaciones humanas, pero somos y debemos ser amor, repartir amor y recibir
amor.
Hasta tanto no haya una mayoría de seres
humanos que vivamos la plena felicidad y la plena libertad por amor, no
existirá la plena felicidad y la plena libertad general. Serán meros conatos,
remedos sin continuidad.
La felicidad es compartir y amar. La
libertad es compartir y amar.
No se puede olvidar que el poder perverso
se desarrolla sobre el desamor y la falta de la honesta participación de la
mayoría de la humanidad.
Sin vencer al poder perverso, cuyo apoyo
es la mayoría pasota e individualista; sin compartir el amor y sin la honesta
participación, seguiremos con crisis económicas, políticas y sociales. Y no
habrá la plena felicidad y la plena libertad. Seremos esclavos.
Amar y ser amado en la libertad no sólo
es la meta para alcanzar la felicidad y la propia libertad, sino una necesidad,
una obligación personal y social para vivir plenamente el amor. Para esos hemos
nacido: para ser felices y libres en y por el amor.
“¡¡¡Amar y ser amado en
la libertad es patrimonio de la humanidad, para la plena felicidad y la plena
libertad!!!”
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