“¡NO LOS CIUDADANOS CON LA ADMINISTRACIÓN, Y SI LA ADMINISTRACIÓN CON LOS CIUDADANOS!”
“Los ciudadanos con la administración”. He oído esta frase en boca de una persona
responsable, y me ha espantado. Me ha asombrado oír cómo sigue sucediendo lo mismo.
La administración no está al servicio del ciudadano, sino el ciudadano al servicio
de la administración, y esto es una aberración y una corrupción.
Todo, pero todo,
tiene que estar al servicio del ciudadano. Todo se ha creado para servir al
ciudadano, y la corrupción, los pasotas, los individualistas están apoyando esa
monstruosidad, son el cimiento de ese malvado comportamiento.
Servir al
ciudadano debe de ser la gran alegría, el gran honor y la gran satisfacción. Lo
contrario, el que el ciudadano deba servir a la administración, es un pecado.
Hemos nacido para ser felices y libres. Para
ello una de las necesidades es que la administración sea ágil, atenta y efectivamente
obediente al ciudadano.
La
administración que no esté al total servicio del ciudadano es un poder
perverso.
Un político
con autoridad, dada por el pueblo, tiene que ser un servidor ágil, atento y
efectivo del ciudadano.
De los
mayores honores que tenemos los humanos es ser político, entendiendo por
político al ciudadano que trabaja honestamente por el bien del ciudadano, sin
pedir nada a cambio.
Servir
honestamente a los demás, sin pedir nada a cambio, es el grado máximo de
autoridad y de respeto.
La autoridad
es el poder y el deber de ejecutar libremente lo honestamente ordenado por
el pueblo.
La administración tiene autoridad cuando sirve honestamente al pueblo, sin
pedir nada cambio. Cualquier modalidad de comportamiento diferente a lo que
entiendo es autoridad, servicio a los demás, es a mi parecer dictadura pura y
dura.
Quien oiga a
alguien, con representación social (presumiendo de autoridad), diciendo “los
ciudadanos con la administración”, sabe que vive en una dictadura, pura y dura.
Tenía que haber dicho: “la administración con los ciudadanos”.
Creo que
está lo suficientemente claro y esclarecido qué es autoridad honesta y libre y
qué es autoridad dictatorial.
La honesta
autoridad, como la honesta participación, y los entes públicos al servicio del ciudadano,
son una consecuencia de un pueblo honesto y participativo. Hasta tanto no se
logre esa participación seguiremos siendo esclavos en una seudo-democracia.
Hemos nacido
para ser felices y libres, pero depende de la honesta participación suya, del
vecino y mía. Hasta tanto seremos lo que somos: esclavos.
“¡No
los ciudadanos con la administración, y si la administración con los
ciudadanos!”
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Necesito y agredezco todos los comentarios que me puedan hacer, complementarán y enriquecerán este blog. La solución es la participación. Gracias.