“¡EL VALOR DE CADA DÍA!”
¿Cuánto vale un día? El día es invalorable e irrecuperable.
Cada día es ese día, no otro, y nunca más vuelve.
“¡Los días son los momentos para ordenar nuestra vida!”
La vida es tan importante porque somos únicos e
irrepetibles, y sólo se vive una vez (no creo en la reencarnación). Cada mañana
es un renacimiento, y el levantarnos es el momento heroico. Cada día es para
hacer el bien, y sentirnos mejor. Cada día es el momento para merecer.
Los creyentes creemos que somos eternos después de la
muerte, y que hemos sido creados para llegar a la contemplación de Padre Dios y
de lo que Dios nos haga ver que eso debe ser el cielo.
Supongo que los no creyentes le darán el mismo valor a la
vida que un creyente. Porque se crea o no, la vida es maravillosa, y la vida es
el tiempo de hacer el bien y deshacer el mal.
La vida es el tiempo de participar con humildad,
laboriosidad, y honestamente colaborando a la felicidad terrenal y a la libertad,
y para la eternidad de toda la humanidad.
“¡Cuán necesarios son los valores morales, éticos y
religiosos para que la vida tenga sentido y esté llena de valores, y de buenos
hechos!”
Los valores espirituales son los que llenan y perduran. Los
llamados valores materiales, desde que se alcanzan suelen hacer perder la
ilusión, y hasta su propio valor.
“¡Quien pierde el día, ha perdido una ocasión de servir a Padre
Dios, para la gloria eterna y para hacer el bien a los demás!” Por eso el valor
de cada día es inmenso, invalorable, y es irrecuperable.
“¡¡¡El valor de cada día es hacer el bien sin mirar a
quién!!!”
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