“SER DICTADOR EN DEMOCRACIA”
Ser dictador es dominar quitándole la autoridad al pueblo.
El pueblo educado y honesto tiene un poder inigualable, que si no
lo ejerce deja paso al dictador como consecuencia de su maligna pasividad.
El dictador no solo es el que detenta el mayor poder, los
dictadores los podemos tener a nuestro nivel.
El poder, la autoridad es algo que se ejerce con valor,
sacrificio, respeto, honestidad y amor. Cuando se dejan de vivir esos valores,
surge la dictadura como consecuencia de la ausencia de esos valores.
Criticar es algo que se hace con facilidad.
¡No quisiera ser criticón y menos ser un falso en pedir a los
demás que hagan lo que yo no hago!
He vivido y trato de volver a vivir, con pasión, admiración y
un gran amor, la verdadera y honesta participación de un pueblo, que
gravó mi mente y mi corazón y quisiera que sobreviviese hasta el día de hoy.
Viví una época imborrable y maravillosa de la honesta
participación y unión del pueblo siendo concejal. Es un recuerdo imperecedero,
que con el tiempo aumenta de valor y se echa de menos si se ve que falta la
libertad, la honestidad, y el amor a los
demás.
Ser dictador en democracia es una consecuencia de la falta de la
honesta participación y unión del pueblo, lo que anula la honesta libertad, y
eleva el poder del dictador.
De un pueblo sin una mayoría honesta, participativa y unida surge
el dictador, que es uno que no practica ni cree en la libertad, y encuentra el
campo abonado por la falta de la honesta participación y unión social.
“¡Ser dictador en democracia es una consecuencia de la realidad,
cuando falla el sistema de convivencia!”
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