“INDICADORES DE UN PUEBLO EDUCADO”
"¡¡¡Dichosos los pueblos educados, de ellos es el reino del bien, de la felicidad y de
la libertad!!!"
Los pueblos educados son la consecuencia de la
educación de unos padres educados. Generaciones educadas, por padres educados.
La educación no se improvisa, ni se compra, ni
se presta. Se tiene o no se tiene.
No existe la menor posibilidad de una feliz y
libre convivencia si no es en un pueblo educado.
Educado no es solo ser cortés, es mucho más.
"¡¡¡Ser educado es un continuo
comportamiento, basado en el amor!!!"
"¡¡¡La gran demostración de un pueblo
educado es la honesta participación en la unión entre todos!!!"
Esa honesta participación en la unión se da, y
se desarrolla, en especial, en los problemas personales y comunitarios, que
son, en definitiva, los propios de cada uno.
"¡Ser honesto, participativo y estar unido
es consecuencia de ser muy educado, ser muy honesto, y ser muy responsable
consigo mismo y con los demás!"
"¡Una de las demostraciones de un pueblo
educado es amar a su tierra y a sus habitantes!"
Conocer y amar su propia historia hace tener
un respeto y consideración grandes, de tal manera que su problema se convierte
en el mío.
Ser habitatista es un indicador de un pueblo
educado.
El habitatista respeta y cuida su hábitat, que
es también el mío.
"¡Ser habitatista es, en definitiva: un
enamorado de su tierra, y como consecuencia tiene una clara identidad, que le
impulsa a hacer el bien tratando de evitar el mal, con la ilusión de cooperar a
la felicidad y libertad de usted, del vecino, del amigo y de todo el mundo, y
todo hecho con un sincero amor.
Tratemos de ser lo más educado posible.
Tratemos de ser reales y auténticos habitatistas.
La pasividad, permisividad, el todo vale, en
el comportamiento, son signos evidentes de que no estoy educado en valores
morales, éticos o religiosos.
Si estoy educado, me inclino, sin dudas, en
ser muy educado. La educación nos muestra el lugar que hemos de ocupar en
la vida.
Pasarse de educado puede ser repulsivo si
resulta en una cortesía o ánimo de complacer a todos que en realidad no es
propiamente educación. Es difícil ser “excesivamente educado”. Educar es forjar
y extraer de dentro lo mejor de la persona. Pero eso no tiene límite. Es un
bien que lleva a la plenitud de cada uno.
"¡La compensación y el respeto serán el
pago al reconocimiento y a la vivencia de ser un pueblo educado!"
"¡¡¡ Recibimos lo que repartimos!!!"
El resumen sería que todo, al fin, es
repartir, dar y entregar, con cariño, ilusión y amor, con la honesta
participación en la vida de los demás, para tener la plena felicidad y la plena
libertad fundadas en la educación
recibida, aceptada, vivida y repartida.
Tratemos de ser lo más habitatista posible,
para caminar con la cabeza levantada, la mirada serena, y el cariño desbordado,
dando y dándonos el amor que tanto necesitamos, y así ser un pueblo educado.
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