“¡LA INSEGURIDAD DEL MOMENTO ACTUAL!”
La inseguridad actual se está convirtiendo en una constante que afecta a
muchos acontecimientos diarios. Lo que es muy preocupante, y muy grave.
¿Qué podemos aprender de personas que son enemigos de la sociedad? A mí
me crea una gran inseguridad, no solo respecto al presente, sino, sobre todo,
en relación a nuestro futuro inmediato.
Pero mi gran preocupación son los jóvenes de hoy en día.
¿Qué les hemos hecho, a los jóvenes, para generar esta inseguridad
personal, económica, social, y familiar? Y no creo que sea un problema
exclusivo de los jóvenes de nuestro país.
Intento encontrar respuestas a esta pregunta y siempre llego a la misma
conclusión: ¿Qué armas les hemos dejados a nuestros hijos y nietos? ¿Nos han
desbordado las circunstancias? ¿Cuál o cuáles han sido las razones por las que
hemos llegado a esta situación?
¿Qué hemos dejado de hacer? ¿Qué podemos hacer? ¿Qué debemos hacer?
Creo que lo primero que debemos preguntarnos es: ¿Cómo les hemos
educado? ¿Les hemos educado en valores morales, éticos o religiosos?
O ¿No hemos podido? O ¿Hemos dejado que las necesidades –muchas ficticias e
innecesarias- nos hayan desbordado?
“¡Si a nuestros hijos y nietos no los hemos educado en valores, los hemos
dejados indefensos, y eso si es grave porque crea una inseguridad
generacional!”
A los de mi generación, y a los de otras muchas que siguieron a la
nuestra, nos educaron en el Primer Mandamiento: Amar a Dios sobre todas cosas y
al prójimo como a mí mismo. Con el añadido que nuestros padres no solo nos
educaron con palabras, sino con sus hechos, hechos demostrativos de lo que
decían. “¡¡¡Vivían lo que decían!!!”
“¡La educación que recibimos fue, y nos llegó, por los ojos y por
los oídos!”
Me quedé huérfano a los 10 años. Mi familia era sumamente educada en
valores, en especial religiosos. Su honestidad y laboriosidad fueron el gran
ejemplo que recibí, y que absorbí por todos los poros.
Mi familia, al ser huérfano, me protegió más de lo común, lo que me
originó una inseguridad, y, para resolver esa inseguridad, cuando terminé mis
estudios, emigré a Venezuela.
A Venezuela, y a los venezolanos, les debo algo que considero impagable:
me enseñaron a recuperar la seguridad en mí mismo.
Describo esta historia tratando de encontrar las razones y dar las
respuestas a la inseguridad actual de los jóvenes de hoy.
¿Qué hemos hecho, los padres y abuelos, para garantizarles y darles
seguridad a los jóvenes?
Creo que esta pregunta deberíamos hacérnosla todos los padres y abuelos.
Seguro que la respuesta será la razón de la inseguridad actual de los
jóvenes, y nos mostrará la manera de corregir los errores cometidos. Tenemos
que solucionar este grave problema de la inseguridad.
La inseguridad es como una veleta, se dirige en la dirección del viento
dominante.
“¡¡¡La inseguridad reduce y disminuye la felicidad y la libertad!!!”
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