“¡LA ELOCUENCIA Y LOS GRITOS DEL SILENCIO¡”
El silencio puede ser tan ruidoso como los gritos y los lamentos
del maleducado.
La elocuencia y los gritos del silencio se producen cuando la
honesta participación social es inactiva.
Hay gritos que no se oyen y silencios que se oyen.
La deshonestidad y el mal comportamiento, como la corrupción y el
poder perverso, están anulando la elocuencia y los gritos de los pocos hombres
que son honestos y participativos.
Habrá elocuencia
entendida y gritos oídos cuando haya la necesaria mayoría social honesta,
participativa y unida.
Grite en el desierto y sólo le oye quien grite.
Grite en un campo de futbol y es un aficionado.
Grite y llame la atención al otro conductor, y se creerá un
personaje, cuando es un malcriado y un grosero.
No conteste al maleducado y su silencio será tremendamente
elocuente y sonoro.
Educada es la persona (nunca mejor dicho: es la persona) que no
grita. Que no contesta con un grito o exabrupto al que le llama la atención sin
educación. Y si se calla, no dice nada: su silencio es un grito sin sonido pero
tremendamente elocuente. Que, si el maleducado tiene sentido de la vergüenza,
se tendrá que sentir avergonzado por la corrección del educado.
“¡La elocuencia y los gritos del silencio deberían ser una
manifestación de la educación general, y no una contestación a un malcriado!”
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