“¡¡¡LA INFLUENCIA DEL AMBIENTE!!!”
La influencia negativa
y el poder perjudicial del ambiente están en relación directa a la ausencia o
poca práctica en el cultivo de los valores éticos o religiosos, necesarios
para tener un ambiente sano.
A mayor práctica de
valores, menor influencia del ambiente.
Tenemos que luchar por
conseguir un ambiente en el que haya paz y respeto. Un ambiente que permita la
vida transcurra de forma natural y, como consecuencia, se pueda ser feliz.
El ambiente no nos es
ajeno: es el medio de la comunidad en el que nos movemos y vivimos, ya sea
familiar, social, empresarial etc.
La comunidad la
formamos los que vivimos en un espacio determinado, y esa comunidad tiene un
ambiente determinado, que es el resultado de la influencia del comportamiento
de sus componentes.
Comportamiento pijo,
ambiente pijo.
Comportamiento vulgar,
ambiente vulgar.
Comportamiento
educado, ambiente educado.
Tenemos un enorme
poder de influencia en el ambiente, le damos forma y manera. Tenemos la fuerza
de moldear nuestro ambiente.
El ambiente de una
comunidad es fuerte y resistente cuando sus miembros lo son, y débil cuando
está dominado por la incultura, la mala educación y el pasotismo.
¿Qué ambiente quiero
para mis hijos y para mí?
¿El de changa y
maleducado, o el educado?
Igual hay que decir
referido al medio ambiente, tema sumamente importante que trataremos en otro
momento, por ser de vital importancia.
Recogeremos lo que
sembramos.
De poco sirve las
lamentaciones sino no tenemos nomas de convivencia, y nos esforzamos para
aplicarlas y que las apliquen los demás, para eliminar la opresión de unos, el
acatamiento de otros, y el pasotismo de muchos.
Como siempre, el
vecino debe y yo debo contribuir, decididamente, a que el ambiente sea sano,
educado y, por ello, resulta que sea grato vivir en ese ambiente feliz.
Si es chabacano y mal
educado tenemos que cooperar, con nuestro comportamiento, dando ejemplo, y a
veces exigiendo y poco a poco para que al final haya mejorado con lo que el
resultado ha sido el lógico y el deseable.
Siempre pensar en el
nosotros, y hoy respecto a crear ese clima que nos dé paz y respeto.
La sagrada libertad debe conducir a un ambiente acogedor, de cariño
y de paz.
Viviendo y actuando con libertad, respetaremos y amaremos al
prójimo como a nosotros mismos, y el ambiente será de plena felicidad.
El querer y la libertad,
con valores éticos o religiosos, determinan el ambiente que queremos, y
que nos rodee.
Esto
lo debemos de aplicar y enseñar desde niño.
La solución
es la participación, también para contribuir a la creación de ese ambiente
humano y cordial, y. como consecuencia, nos dé y vivamos la felicidad, tan
necesaria y como consecuencia de una vida natural en un ambiente sano.
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