domingo, 19 de junio de 2022

“¡QUÉ REMEDIO HAY PARA LA TRISTEZA!”

 

“¡QUÉ REMEDIO HAY PARA LA TRISTEZA!”

“¡Qué remedio hay para la tristeza!” La fe con amor.

¿Qué es la fe? La fe es la creencia, la confianza que ponemos en una persona o en Dios.

La palabra fe proviene del latín, "fides", que significa lealtad, fidelidad, amor. 

Los creyentes tenemos fe en un Dios que es Padre, infinitamente bueno y misericordioso, que nos hizo sus hijos, seres libres, hermanos unos de los otros.

¿Qué remedio hay para la tristeza? Creer. Creer en el amor a los demás, y, en especial, creer en el amor de Dios. Sea creyente o no.

¿Qué es la tristeza? El diccionario la define como la cualidad de la persona triste.

Para mí la tristeza es el estado producido por algún acontecimiento desagradable que trastorna los sentimientos.

“¡La tristeza es una mala consejera!”

No debemos, bajo ningún concepto, dejarnos llevar por la tristeza.

La tristeza nos inclina al abatimiento, a sentirnos mal del espíritu,

y nos puede poner en situación de angustia.

Siempre hay que abatir la tristeza, arrinconarla como algo que no solo no nos beneficia, sino, todo lo contrario, nos hace perder el sentido de la realidad.

La realidad puede ser triste por hechos y acontecimientos que provocan los hombres, en especial los que tienen autoridad.

“¡La gran responsabilidad de la autoridad es velar y luchar por la felicidad  y la libertad de su pueblo!”

“¡Quién atente a la felicidad y a la libertad es un enemigo social y, según la autoridad, es una enemigo nacional!”

“¡Quitarle la fe a un pueblo es ser no solo aliado del mal, sino un esclavo del mal!”

Haberlos, los hay.

¿Qué hace un pueblo cuando tiene a una autoridad dominada por el mal?

¿Se resigna? ¿Se indigna? ¿Lo acepta sin más? ¿Cómo es su pueblo?

Tengo fe en mi pueblo, pero no se cuál es la realidad del momento.

Pero ¿qué soy yo en mi pueblo? Uno más.

Sí, en mi pueblo existe autoridad dominada por el mal ¿Cómo debe reaccionar mi pueblo? ¿Aceptar? ¿Estar de acuerdo? O ¿Revelarse?

¿Qué es un pueblo? ¿El que acepta sin más? ¿El que está de acuerdo? O ¿El que se revela si se hace algo mal?

Esas son las preguntas que me hago por la fe que tengo en mi pueblo.

¿Cuál es la respuesta correcta?

No lo sé, porque estoy desorientado.

Pocas veces he dudado de mi pueblo.

Creo que ahora dudo.

Solo el tiempo lo dirá. Lo que haga mi pueblo, sea bueno o malo, a todos nos afectará.

“¡Qué remedio hay para la tristeza!” La fe y el amor.


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