“A LAS BUENAS PERSONAS”
Se ha usado, y espero que se siga usando, la
frase de “es una buena persona”, al referirse a alguien honesto, leal, fiel y
educado.
Hay muchas, pero muchas buenas personas, que
pasan desapercibidas, en especial por el aislamiento que hoy existe en las
personas menores de edad, en las de edad mediana, y en los mayores y hasta en
viejos y ancianos. Es un asilamiento provocado o al menos muy potenciado por la
constante y arrolladora sumisión al móvil -a toda hora y en todo momento-
estando sujetos a una esclavitud aberrante, que no da tiempo para nada más, que
no da tiempo para ocuparse de la gente.
Vivir sometido a un aparato no lo entiendo salvo
que sea algo enfermizo. Es de una malísima educación (hay quienes están juntos
y con seres queridos, y cada uno con su móvil como si los demás no existieran).
La esclavitud no solo es al móvil y al
ordenador, es al coche, a la moda… es imitar y copiar con avidez y
desesperación, es ser un esclavo, y encima con agradecimiento al que nos
somete. En definitiva esclavos al servicio de los poderes perversos, y de los
grandes agentes que crean consumidores del último grito en moda (a veces
realmente el último aullido en usos sociales).
Los poderes perversos son esos dueños de poder y
dinero, que nos han convencido y convertido en esclavos, para que hagamos lo
que a ellos les produce dinero y poder.
Nunca he oído decir que alguien está sometido,
es un adicto o esclavo del aire. Porque no somos esclavos, sino que necesitamos
el aire para poder vivir como algo natural.
Se es esclavo si se es adicto y sometido a algo
que no es necesario.
Las "buenas personas" son aquellas
que, entre otras virtudes, no están sometidas y no son esclavas de los poderes
perversos.
Benditas y alabadas sean las buenas personas, de
ellas nace, crece y se desarrolla el bien de forma natural.
La honestidad, la lealtad y la fidelidad son las
virtudes cimiento de la perfección humana. En la medida que tenemos esas
virtudes y las practicamos y compartimos, en esa misma medida nos enriquecemos
todos, ellos y nosotros.
“¡Ser una buena persona es dar lo que se tiene
por amor, tratando de ayudar, y lo consiguen cuando reparten el bien y la
felicidad, que son el cimiento de la bondad y de la libertad!”
Las
buenas personas son necesarias para que haya felicidad y libertad.
En
las buenas personas se fundamenta el bien personal y social.
Las
buenas personas son la gloria de la vida terrenal.
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