“¡LOS JÓVENES NO TIENEN LA CULPA!”
A lo largo de mi
vida -ya larga- he oído -con cierta frecuencia- generalizar culpando a
los jóvenes del mal comportamiento de alguno o algunos mal educados.
Nadie, salvo
excepciones, si existe, nace ni maleducado ni bien educado. Nadie es maleducado
per se.
Se nace limpio,
predispuesto, y receptivo.
Se es maleducado
o por no haber recibido la adecuada educación de sus progenitores, o por
haberla recibido y no haberla aceptado.
Lo normal en el
ser humano es hacer el bien.
La educación es
una parte del bien, necesario para poder tener una vida feliz y libre, y
para poder hacer el bien.
Nunca las
generalizaciones son correctas. Y menos con los actos humanos.
Somos únicos,
irrepetibles y de valor infinito. Con esos carismas y cimientos siempre se puede
construir el rascacielos de nuestra vida, que, de acuerdo a nuestro
comportamiento por nuestra inteligencia y voluntad y con la base de la
educación recibida y los valores aceptados, será lujosa, maravillosa y a
imitar.
Los jóvenes,
como todo ser humano, nacen, crecen y mueren, y sus vidas serán un reflejo de
la educación recibida en valores éticos, morales o religiosos y de la libertad
y propio pensamiento, de los que son dueños.
Los jóvenes
maleducados no suelen tener la culpa, lo normal es que la culpa la tengan sus
padres.
Me horroriza oír
esa frase: "le doy a mi hijo, lo que no tuve". Si eso se hace sin
explicarle –de forma que lo entienda y lo haga suyo- que lo que les están dando
es algo que ha costado trabajo, sudor y tiempo, la próxima vez le exigirá más
porque creerá que es la obligación de sus padres.
Así podría
seguir enumerando hechos que maleducan a los hijos.
Los jóvenes
nacen buenos por naturaleza. Son un libro en blanco que está por escribir.
El mal se
engendra con el aprendizaje, la mala voluntad, la falta de valores... Todos
sabemos, perfectamente, lo que debemos hacer, seamos jóvenes, padres, abuelos.
Si es así: ¡Hagámoslo! Y el mundo será lo que quieren los jóvenes: un mundo
pleno de felicidad, y de plena libertad.
Vivamos este necesario
y obligado comportamiento que tenemos los padres de educar a nuestros hijos, y
les dejaremos la herencia de mayor y de más valor para la vida: la educación.
"Los
jóvenes no tienen la culpa".
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