“¡SENTIR LA SOLEDAD!”
Sentir la soledad es una sensación de vacío que puede llegar a
la angustia.
Sentirse y estar solo es triste y amargo.
Cuando hay soledad se añora la compañía y los recuerdos se
agolpan en la mente y en el corazón.
La tristeza, hermana de la soledad, se acompañan mutuamente agudizando
la soledad hasta sentir dolor, daño interior y pena.
"¡La compañía humana es invalorable, y si va unida al amor
hace sentir la plena felicidad!"
Los recuerdos no bastan para aislar la soledad, puede que hasta
la agudice si son recuerdos del ser querido.
Sentir y tener soledad nubla la mente, y puede llegar a nublar la
vista y hasta desgarrar nuestra vida.
Para superar la soledad se necesita un gran espíritu, una gran
fe, y una gran humildad, para aceptar la triste y amarga realidad, pudiendo
superarse con los valores heredados, que son cimiento de la esperanza y de la
buena voluntad.
Sentir la soledad es inevitable, pero con fe y amor, se resiste
y hasta se la supera, pudiendo, incluso, acercarnos de nuevo la felicidad, por los
recuerdos de los momentos felices vividos, esos que son inolvidables.
"¡Estar solo, y tener soledad, es una etapa, o son momentos
de la vida que pueden ayudarnos a purificar el alma y fortalecer la
voluntad!"
"¡Si sentimos la soledad debemos aprovechar esa situación para
mejorar, ofreciendo el sacrificio de la soledad en beneficio de hacer la vida
más llevadera a los demás, y también mejorar en el conocimiento de la esencia
de la vida, lo que realmente vale la pena frente a las cosas superfluas, y
poder ayudarnos y ayudar a quienes nos rodean!"
Sentir la soledad no es malo, la soledad no la debemos buscar,
pero a veces no depende de nosotros, y siempre es algo que debemos aprovechar.
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