“EL ÍDOLO. MAMMON”
¡Qué fácil es crearnos ídolos, tener nuestro
Mammon!
Todos, seamos creyentes o no, podemos adorar a nuestro
propio Mammon.
Los ídolos sustituyen a la verdadera Vida, a
Padre Dios.
Mammon es la palabra que expresa y designa, con
un punto de irrisión, a cualquier ídolo.
Mammon trata de sustituir la obligación, la
necesidad y el bienestar de la relación entre nosotros.
“¡Quien pone su deseo en las cosas de la tierra
como si fueran un bien absoluto comete una especie de idolatría!”.
Los bienes de la tierra no son malos. Solo lo
son cuando los convertimos en ídolos.
“¡Qué importante es la educación en valores
éticos, morales o religiosos!” Es tan importante para hacernos vivir las
realidades temporales y eternas.
El pasota y el individualista tienen la
tendencia, y puede que hasta la necesidad, de crearse ídolos.
“¡La honesta participación es una forma firme,
segura y real de vivir la realidad!” De no necesitar ídolos.
Los ídolos son irrealidades. Alienan.
Los ídolos pretenden sustituir a la verdadera e
indiscutible realidad por lo que, incluso, pueden ser la consecuencia de un
deseo de hechos o vivencias insatisfechas.
Quien se crea un ídolo, su Mammon, busca llenar
el vacío de la insatisfacción por todo aquello que no es real.
“¡Poner todos los talentos al servicio de los
demás y de uno mismo, sin falsas modestias, es la mejor prevención contra los
ídolos!”
“¡Tener ídolos es vivir fuera de la realidad, es vivir sin
felicidad ni libertad, que son dos verdades y no irrealidades!”
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