“¡¡¡ESTAR EN GRACIA DE PADRE DIOS!!!”
Estar
en gracia de Padre Dios es gozar la dicha de vivir en gracia por
la ausencia del pecado mortal, vivir en la
Comunión de los Santos.
Pecar mortalmente es alejarse de Padre Dios por
actos indignos,
merecedores de castigo, necesitados del perdón.
“¡¡¡Padre Dios es amor y eterno perdón!!!”
Padre Dios es el bien. Por Él tenemos el deseo del bien, y
la
contemplación, posesión y vivencia eterna del
bien.
Padre Dios es la esencia del bien, de inimaginable belleza.
Todo lo
veremos después de la muerte en su contemplación
por toda la
eternidad, que eso creo que es el cielo.
Y todo lo vivimos y viviremos por la gracia de Padre Dios
estando en
gracia, amándole apasionadamente mientras dure
la vida, y así luego
gozarle eternamente.
Estar en gracia de Padre Dios es gozar las mieles y bendiciones
que
Padre Dios reparte sin medida, llenando nuestros
corazones y las almas
del espíritu que infunde, llenando la vida de
gracia sin medida.
Bien vale la pena luchar contra las constantes tentaciones,
que nos
pueden apartar de la dicha de la gracia, y estar
ausentes de la vida
del espíritu, la vida de Padre Dios, Santísima
Trinidad, que se vive en la
corte celestial.
Dichosos los santos, llenos de gracia, que viven la presencia
real de
Padre Dios en sus vidas, y son merecedores de
llegar a la vida eterna
y a la contemplación de Padre Dios. Todos
estamos llamados a ser santos.
“¡¡¡Tener la santidad es estar en gracia de
Padre Dios!!!”
“¡¡¡Hay grados de santidad. Hasta llegar a la
heroica santidad!!!”
Estar en gracia de Padre Dios es vivir la dicha de la gracia,
merecer
la eterna felicidad en la presencia de Padre
Dios, y ello por toda la
eternidad.
Bendito sea el santo. Bendito sea el que está en
gracia de Padre Dios.
Tendremos el cielo prometido, si somos merecedores de la vida
eterna,
si perseveramos y estamos en gracia, en la
gracia santificante de
Padre Dios.
Pidamos la gracia de las gracias, para tener la gracia de la contemplación
de Padre Dios por toda la eternidad, y estar en la presencia eterna de
Padre Dios. Una felicidad que no tiene límites.
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