“¡LA DESFACHATEZ!”
La
desfachatez suele ser una consecuencia de la mala educación, tener poca preparación
intelectual y muy mala fe.
La
desfachatez es descaro, desvergüenza, insolencia.
Quien
tiene la tristeza y la desgracia de tropezarse con una persona con desfachatez,
le compadezco.
Las
personas con desfachatez suelen atacar con premeditación y alevosía. Cuando
improvisan son mordaces y tremendamente
ofensivas.
Buscan,
con verdad o con mentira, argumentos para defenderse por que suelen sentirse
ofendidas con mucha frecuencia, lógicamente, nunca dialogan y menos oyen a su
objeto de la envidia.
La
desfachatez es tan aterradora y compartida, que se hereda, en especial porque
en la casa de personas así se habla y se comentan siempre con desfachatez, lo
que transmite al resto de la familia.
La
desfachatez es una de las grandes lacras personales, familiares y sociales que
tiene el ser humano.
Es
muy difícil corregir la desfachatez. Hay que ser muy virtuoso, muy santo para
darse cuenta de su tremendo error de comportamiento y vivencias, y corregirlo.
¡Dichoso
el que con desfachatez, cambia a la honestidad, amabilidad y al amor al
prójimo, venciendo esa tremenda tara y convirtiéndose en una persona normal!
Rezar
es el camino recto hacia la santidad y hacia el vencimiento de la triste y
espantosamente desagradable desfachatez.
Para
vencer la desfachatez se necesita la virtud de la humildad y educación. Algunas
personas tienen que tener una humildad en grado superlativo. Les cuesta mucho vencer
la desfachatez con la normal humildad.
Recemos
todos porque esas desgraciadas personas con desfachatez, se venzan y cambien a
la honestidad repartiendo la humildad, la verdad y la realidad con sinceridad y
grandeza de corazón, y verán a Padre Dios.
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