CALENTAMIENTO GLOBAL
A petición de mi admirado Luis García-Correa y Gómez, intentaré resumir de forma sencilla y didáctica, un tema de por si, bastante complejo.
Desde los tiempos de James
Lovelock y probablemente, intuitivamente desde mucho antes, una circunstancia
muy particular de nuestro Planeta, nos viene sorprendiendo y es la de su
capacidad para redistribuir el frío y el calor, entre los Polos y el Ecuador,
especialmente, mediante las corriente marinas, cálidas y frías, del mismo modo
que, valiéndose de las perturbaciones atmosféricas en forma de borrascas,
huracanes o vientos alisios.
Al mismo tiempo, a lo largo de
millones de años, la Tierra ha ido guardando energía “excedentaria”, en forma
de carbón, petróleo o gas, que ha quedado guardado en el subsuelo o incluso casi
a cielo abierto, durante millones de años.
Como madera de bosques arcaicos,
reconvertida en diferentes tipos de carbón, los hidrocarburos proceden de
millones de Toneladas de algas y animales, que muertos por anoxia en mares muy angostos,
donde había barreras y atolones coralinos. Estos al ser muy porosos, fueron
absorbiendo los putrefactos fluidos, colapso tras colapso, durante millones de
años.
Después, la presión y el tiempo
reconvirtieron aquel recurso en el petróleo y el gas, tal y como los conocemos
en la actualidad.
Otro tanto sucedió con el metano,
generado por la putrefacción de materia orgánica, mantenido en muchos lugares y
especialmente bajo el todavía congelado permafrost.
La situación de estabilidad, en
la que se mantuvieron todos esos recursos, se vio drásticamente alterada tras
la Revolución Industrial. El hombre va descubriendo e invirtiendo en nuevas
fuentes energéticas y en apenas 200 años, ha puesto más y más, a nuestro
planeta patas arriba.
El motivo es bien sencillo, los
millones de toneladas de combustibles fósiles extraídos, tras ser quemados, son
liberadas a la atmósfera en forma de gases de efecto invernadero, a tanta
velocidad (cada vez mayor), que excede la capacidad de La Tierra, de
readsorber, especialmente el Dióxido de Carbono, como efluente del quemado a gigantesca
escala.
El CO2
excedentario, se queda en la atmósfera, “fabricando” una suerte de barrera que
impide ahora, salir de la atmósfera, el exceso de calor que nos llega del sol
(calentamiento global). Los desajustes derivados del paulatino aumento de la
temperatura, se traduce en deshielo del Ártico y la Antártida, el retroceso o
la pérdida de glaciares, el muy lento aumento del nivel del mar, al haber
decrecido, además, las superficies blancas del hielo que conseguían repeler, muchas
de las radiaciones solares.
Huracanes y tornados más
potentes. Inundaciones más frecuentes o sequías extremas, asociadas a incendios
más virulentos, son inequívocos avisos de los cambios en curso.
La codicia de unos pocos, ha
podido más que el buen juicio, de quienes nos advertían del problema, desde
antes de la Cumbre de Estocolmo 1972 y cada nueva cumbre, no hace más que
reafirmar, lo vaticinado en todas las anteriores.
Muchos países y personas, hemos
reaccionado, pero, en honor a la verdad, lo hemos hecho demasiado tarde. Otros,
niegan la evidencia y ahora nos toca remar, mucho más de lo que habría sido
necesario, hostigados por los negacionistas, los amantes del “becerro de oro
bíblico” y algunos medios de comunicación sin ética, que se dejan sobornar, sin
pensar en nuestro futuro como especie. Desengañémonos, no va a ser el fin del
mundo, pero si seguramente de nuestra especie, y de otras miles, que sin buscarlo,
han sido puestas en peligro por nuestra “estúpida avaricia”.
¿Hay signos de esperanza? si,
algunos países están plantando millones de árboles, en estos mismos momentos y
en otros, se apuesta más y más, por las energías renovables (sol, viento, mar,
geotérmica, hidroeléctrica, etc.) y además reciclando. Aunque el mejor
reciclado es, el que no se produce, pues ahorrar, ahorrar y ahorrar, aparte de abaratar
todo, es parte de la solución.
Hagámonos una pregunta, ¿cuántos
de nosotros vamos a renunciar al mejor móvil, la mejor tablet, tele o lo que
sea?, siendo realistas, muy pocos. Dado que la demanda de energía va a seguir
creciendo, exijamos que se obtenga de energías renovables y que se desechen las
fósiles y la atómica.
Realmente, si no lo hemos
conseguido, es por el inmenso poder del Lobby Energético. La tecnología, y los
descubrimientos siempre han estado ahí, aunque se hayan comprado y “hecho desaparecer”.
Si fuera un cataclismo natural,
lo tendríamos muy complicado, pero el problema somos nosotros y nuestro modo de
vida, lo que podemos remediar simplemente cambiándolo.
Nos toca pues, actuar como punta
de lanza, colaborando en ese proceso de cambio, exigiendo soluciones y poniendo
todo de nuestra parte, para revertir la situación, tomando una posición
proactiva, sin esperar a ver, qué hacen los demás.
Realmente, nosotros somos el
problema, pero también podemos ser la solución.
José Julio Cabrera Mujica
Licenciado en Geografía, colegiado 1016
Activista ambiental, desde 1970
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