“¡FORTALECER EL BIEN!”
Estoy cansado de oír y leer cosas desagradables.
Aún
hay quien opina que “buenas noticias, no son noticias”.
Personalmente pienso que
es más saludable resaltar lo bueno y obscurecer lo malo.
No
quiere decir que no veamos y sintamos el mal. Todo lo contrario: hay que tener
muy presente al mal para anularlo con el bien.
Sonreír
y mirar a los ojos todo lo que podamos.
Interesarnos
por los demás y apoyarlos todo lo que podamos.
Participar,
con honestidad, lealtad, y amor.
Lo cual no significa que
vivamos amargados porque existe el mal.
Disculpar.
Agradecer.
Comentar
hechos buenos.
Darle
muchas gracias a Padre Dios y a la Santísima Virgen del Pino por todos los beneficios
recibidos, por los que estamos recibiendo y por los que recibiremos.
Aprovechar
toda ocasión para ser amables y positivos.
No
comentar pecados, y menos aún los ajenos.
Tratar
de actuar con humildad y amor.
Tratar
de que desaparezca el egoísmo, sustituyéndolo por la magnanimidad.
Tratar
de ser benevolentes con los imprudentes y maleducados. Es difícil, pero hay que
intentarlo, porque vale la pena: el bien resplandece con la benevolencia.
Repartir
bondad, engendra bondad, y contagia la bondad.
Intentemos
que el bien anule al mal.
Miremos
a nuestro alrededor con una sonrisa de cariño, y seguro brillará la
resplandeciente luz de la felicidad.
“¡¡¡En
definitiva: amar al prójimo como a nosotros mismos!!!”
En
espera de que apliquemos este ruego y necesidad, nos inunde el bien ahogando al
mal, y caminaremos por el sendero luminoso de la felicidad.
Como
siempre: es fácil, de nosotros depende, y de nadie más.
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