viernes, 15 de julio de 2022

“¡QUÉ DIFÍCIL ES EXPRESAR LOS SENTIMIENTOS!”


“¡QUÉ DIFÍCIL ES EXPRESAR LOS SENTIMIENTOS!”

Me resulta muy difícil expresar con palabras los sentimientos. Lo he intentado y lo sigo intentando, y compruebo que aún no lo he conseguido. Pero seguiré intentándolo por honestidad, creencias, amor, necesidad y AMOR Y AMISTAD.

En cualquier caso, tengo un convencimiento: “¡Para expresar los sentimientos no basta con tener buena intención, se necesita tener iluminación y pedir perdón!” En definitiva: REZAR. Y comienzo con el Padre Nuestro y la siguiente oración:

¡Ven o Santo Espíritu y, si lo crees oportuno, ayúdame a expresar mis sentimientos!

Mis sentimientos son una consecuencia de la educación en valores que he recibido, que he creído y que he aceptado.

Me educaron en el amor a Padre Dios y a ustedes como a mí mismo. Si no soy consecuente con esa creencia y mandato, falto contra mis creencias, valores, fe y a mi honestidad, pudiendo llegar a pecar.

Pero las circunstancias permanecen, y yo sigo siendo yo. Así y todo, me aventuro a expresar cuáles son mis sentimientos actuales.

Básicamente mis sentimientos son no faltar a mis valores, fe, creencia y honestidad, y todo precedido y dirigido por el amor a Padre Dios y a los demás. Esos son y deben ser mis sentimientos.

Cuando he faltado a mis sentimientos, he pecado. Y he pecado muchas veces.

Bien sabe Padre Dios lo que me he arrepentido y lo que me arrepiento. He pedido y sigo pidiendo perdón hasta que me muera.

He manchado mi alma con mis pecados, y le dedico mucho tiempo a pedir perdón a Padre Dios y a todos los que les he faltado, y espero que me perdonen, porque he pedido y pido perdón con verdadero y sincero arrepentimiento, y de todo corazón.

He querido fortalecer mi voluntad y creencias para no pecar, y he pecado.

Confío en la misericordia infinita de Padre Dios y de ustedes, para poder tener el perdón de mis pecados.

Mis pecados han sido, y son, un peso que necesito descargar para aligerar el peso en el camino que me queda por recorrer y poder llegar al final de la vida -ya cerca, lógicamente, por mi edad- habiendo recibido el perdón y poder llegar a la presencia de Padre Dios, que es todo lo que ambiciono, deseo fervientemente y anhelo con ansiedad, para ser merecedor de la eterna felicidad.

A ustedes, que la bondad les rebosa, les pido perdón y perdonen mis pecados que les he cometido, y así Padre Dios me perdonará y me permitirá entrar el cielo prometido.

¿Cuáles son mis sentimientos? El arrepentimiento.

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