“¡¡¡EL VALOR DE LAS SEÑORAS DE ESTE DISTRITO!!!”
Si hay valor que engrandece, enaltece y
por los que podemos enorgullecernos en este Distrito son las señoras que lo
habitan.
Cuando digo señora me refiero tanto a
solteras como a casadas.
Son educadas, están preparadas, son
inteligentes, santas, y unas grandes madres.
Si se volviese a recordar y se recogiese
lo que hicieron nuestras madres y abuelas, eso sería para que se incluyera en
una antología.
Estas virtudes, tan notoriamente vividas
por estas señoras en este Distrito, tienen la obligación de transmitirlas a las
siguientes generaciones.
Es tan grande la riqueza y el poder que,
si todas se pusiesen de acuerdo en llevar algo a la práctica o algo valioso que
inculcar a las que están alrededor, no hay frontera ni barrera que lo pudiese
impedir.
Estos valores que ellas viven como la
cosa más natural del mundo, los tenemos que rentabilizar al máximo.
Señoras, no basta con ser buenas, hay
que demostrarlo, además necesitamos que lo defiendan.
Ustedes tienen que seguir haciéndose notar,
y seguir influyendo, de manera notoria y efectiva, en nuestra sociedad.
En Gran Canaria siempre hubo matriarcado.
La mujer siempre ha sido, es y debe
seguir siendo la dirigente en la familia, y hoy también empieza a hacerse notar
en la sociedad y en el mundo del trabajo.
Ahora, en estos momentos de crisis de
valores, necesitamos que esa santidad que ustedes tienen la demuestren con esa
generosidad y humildad que les caracteriza.
Bendito sea esta Distrito porque tiene
la gran base personal, familiar y social necesaria para crear una sociedad en
paz, libre y feliz.
Benditas sean ustedes, madres e hijas e
hijos, que juntos han hecho y hacen que nuestras familias sean un ejemplo de
convivencia educada y feliz, con el añadido de que son libres.
Las necesitamos, quizá, más que nunca.
Seguro seguirán prodigando ese amor que siempre
están repartiendo y que, insisto, es tan necesario. Sigan dando ese ejemplo,
como saben hacerlo y que es tan propio de los pueblos cultos, que saben hacer
el bien y hacer participes a los demás.
Gracias, por tanto. Que Padre Dios y la
Santísima Virgen del Pino les sigan colmando de bienes y virtudes para ejemplo
y gloria de este Distrito y de todos nosotros.
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