“¿CÓMO CUIDA SU COCHE?”
Puedo
decirle cómo piensa, cómo actúa, cuáles son sus valores… con solo
ver cómo cuida su coche. Y no soy adivino.
Viendo como
cuida su coche le diré qué es la felicidad para usted.
Al ver el
modelo y el año de su coche le diré los medios con que cuenta y el valor que
representa para Ud. esa máquina.
Para una parte
importantísima de la humanidad el coche es el opio del pueblo.
Para una
cantidad ingente de personas -en el maltratado Planeta Azul de la Tierra- no
tener coche es sentirse un desgraciado.
El coche se ha
convertido en una necesidad.
Hay quien hace
verdaderos sacrificios, personales y familiares, por tener un coche.
Hay familias en
las que todos y cada uno de sus miembros tiene un coche. Son cuatro, cinco
personas…. ¡y tienen cuatro, cinco o más coches!
¿Cómo cuida su
coche? ¿Qué atención le dedica a su coche? ¿Lo hace personalmente o se lo
cuidan otros?
Así podría
seguir haciendo preguntas relacionadas con la tenencia de un coche, para saber
qué piensa, qué cree, cuáles son sus valores.
Hay quien
conoce todas las marcas y los distintos modelos de cada año.
Hay quien cuyo
motivo de conversación favorito es hablar del coche, de los nuevos modelos, de
las prestaciones: hablar del coche como quien tiene una panacea que lo cura
todo.
Creía que
teníamos libertad y no había esclavitud.
¡Qué equivocado
estaba! No hay auténtica, ni verdadera libertad. Sí hay una auténtica y
verdadera esclavitud y espantosa contaminación.
“¡La esclavitud
es estar sometido sin tener libertad!”
La esclavitud
anula la auténtica autoridad, somete sin condiciones, anula la libertad… Así
seguiría diciendo lo que todos sabemos de sobra.
¿Cómo puedo
convencer de la esclavitud que tiene esa mayoría aplastante de seres humanos,
de valores eternos, de valía incalculable, de ser seres únicos e irrepetibles,
que tienen alma y corazón para sentir, padecer, sufrir, gozar, amar…, y que son
esclavos de algo que desde que se compra vale menos, aún sin usarlo, como es el
coche?
Lo han engañado
y se lo ha creído: el coche no es la felicidad, y sí, Usted un esclavo.
Hay y habrá
excepciones como todo en la vida humana. Salvo esas excepciones todos los demás
se lo han creído, quizá por mimetismo, pero lo cierto es que tiene el coche con
todas sus gabelas y gastos. Pero tiene el coche.
Siento ser tan
cruel y claro en la exposición de algo que me horroriza por el daño que se
están haciendo y algunos a su propia familia por tener el coche, y por ser, en
este siglo, esclavos. Con el espantoso efecto contaminante del hábitat natural
que todos, sin excepción, necesitamos, ellas y ellos, y todos los demás, para
vivir de forma natural.
Le dejo a su
conciencia y valores pensar si es o no un esclavo; si es o no un mal tratador
de su familia por restarle recursos y tiempo por mantener el coche.
No añado nada
más porque me entristece que viva metido en esa sinrazón, esclavitud y sin
necesidad, haciéndose daño a sí mismo y a los demás.
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