"¿POR QUÉ HAY POCA RECEPTIVIDAD A LAS COSAS DE DIOS?"
¿Por qué hay poca receptividad a las cosas de Dios?
A mi entender porque los padres no educamos ni transmitimos el amor a Dios.
El ser humano es bueno por naturaleza y desea el
bien. Pero también tiene una naturaleza libre y frágil que le inclina al mal.
Si el mal supera al bien este mundo sería un infierno. No es un infierno
porque, aunque sea con mucho esfuerzo, el bien supera al mal.
La bondad natural del ser humano es una de las
demostraciones de la existencia de Dios. Y lo es porque existe el mal. Existe
el demonio que tendría el campo libre para hacer e imponer su voluntad, si no
fuera por la bondad del ser humano, que le ha dado Dios.
La libertad es el hecho grandioso, del que derivan
las mayores responsabilidades humanas.
Los padres tenemos unas responsabilidades que no hay
quien nos las sustituya, salvo casos, lógicamente, excepcionales.
Los familiares somos los más próximos en transmitir
valores morales, éticos o religiosos a nuestros familiares, en especial a
aquellos niños cuyos sus padres no pueden o no quieren educarlos.
También hay padres que no han recibido esos valores,
y, si no los tienen, lógicamente, no los pueden transmitir.
"¡Nadie da lo que no tiene!" Por eso:
quien no tiene valores, no puede dar lo que no tiene.
Tener hijos es lo más grande que nos puede suceder a
los padres.
Los hijos son la gloria de los padres.
Tener hijos conlleva unas responsabilidades
inherentes en la maternidad y en la paternidad.
Todo lo que tiene valor conlleva una
responsabilidad: "la de hacer buen uso de ese valor".
Todas las personas, y las cosas, tienen mérito de
acuerdo al fruto que dan con el ejercicio de sus valores. Es el rendimiento de
los talentos que Dios les ha dado y con los que se han esforzado en la vida.
La gran rentabilidad de los padres son los hijos
educados en valores.
¿Por qué hay poca receptividad en las cosas de Dios?
También por la ignorancia.
Padre Dios está dentro de todo ser humano. Y cuando
no lo está es porque lo hemos echado.
Padre Dios nunca se va por propia voluntad. Lo
echamos.
Y la posibilidad de echarlo existe por la libertad
que Él nos dio. Esa libertad nos da mérito o culpa.
La libertad es tan grande y tan poderosa que podemos
echar de nuestras vidas a quien nos la dio, a Padre Dios.
Suelo utilizar las palabras Padre Dios en vez de
Dios, porque ser Padre es de lo más grande que podemos ser, y eso también lo
hemos recibido del único Padre en el universo, que propiamente es solo Dios.
¿Cómo convencer de la existencia y de la inmensa
felicidad de conocer, amar y adorar a Dios? Eso quisiera saber yo. Si lo
supiera ya lo hubiera dicho y repetido.
Como creyente intento explicar las dichas, las
ventajas y las maravillas que nos reporta, cada segundo de la vida, el
conocimiento, el amor y la adoración a ese Dios todopoderoso, creador de todo,
y de infinita misericordia. Quien nos dará el cielo prometido cuando hayamos
muerto a la vida natural, para pasar a la resurrección de la vida sobrenatural
y eterna.
¿Por qué hay poca receptividad a la existencia de
Dios? Por desconocimiento. Por precipitación. Por nuestros líos y problemas.
La fe es un regalo que nos da Padre Dios. Y también
se adquiere cuando se quiere y se pide a Dios. Dios no la niega a quien
honestamente la pide.
Querer es poder.
¿Qué significa para usted Padre Dios?
De acuerdo a su contestación vivirá con ilusión, o
siempre buscando lo que no tiene, porque la necesidad de Dios es existencial.
La libertad nos permite renunciar, despreciar o
ignorar a Dios.
"¡Pero sin Dios es imposible la plena felicidad
y la plena libertad!" Todo lo demás serán pequeñas imágenes, pero no la
verdad.
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