“¡NO QUIERO SABER DE USTED, NO QUIERO SABER DE TI!”
“¡Quien ofende o desprecia está condenado a que le ofendan y
a que le desprecien!”
El desprecio es un mal enemigo, capaz de arruinar la amistad
hasta el cariño.
No existe razón objetiva o subjetiva para no querer saber de
alguien a quien se le ha querido.
Se podrá estar molesto, disgustado, triste y apenado, pero
nunca el desprecio y menos con alevosía, premeditación, arrogancia y
petulancia.
“¡Cada persona es tan grande, tan sujeta al error, como a la
equivocación, que siempre hay razón para perdonar y no guardar rencor!”
No quiero saber de usted, no quiero saber de ti debería
estar proscrito de la mente, de la vida, y de la practica mal entendida.
“¡Los buenos recuerdos son el bálsamo a la amargura del
olvido!”
No es bueno el rencor, ni aún el mal entendido. Siempre se
debe tener la buena voluntad de pretender saber la realidad, saber la verdad
“¡La mentira como el rencor son cisternas de perdición!”
“¡Echar la culpa, sin buscar la forma de disculpar, ni es de
educado y menos de buena persona, sino de mala fe, mala voluntad y maleducado!”
No quiero saber de usted, no quiero saber de ti deben ser
frases usadas con cariño, amistad, simpatía y buena voluntad, buscando
fortalecer la amistad, el cariñó, y el posible amor que haya existido.
Pero nunca el “no quiero saber de usted, no quiero saber de
ti” se digan para ofender o por desprecio.
“¡Quien ofende o desprecia está condenado a que le ofendan y
a que le desprecien!”
No quiero saber de usted, no quiero saber de ti sea siempre
una frase cariñosa, alegre y fraternal, pero nunca sea peyorativa, ofensiva y
menos con rencor, mala voluntad y de plena maldad
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