“¡LOS ABUELOS Y LOS NIETOS!”
Me han indicado que trate el tema de los abuelos y los nietos, y
aunque es algo difícil para mí, no por ello dejaré de decir lo que sé y pueda.
Hoy hay una gran diferencia entre algunas formas de entender la
educación y las ideas que me dieron a mí, aunque creo que los valores
fundamentales son los mismos.
También la gran ventaja es que existe una tremenda, fácil y
accesible información a todos los niveles.
Pero, por supuesto, también existe el inconveniente del mal uso
que se puede hacer y la mala interpretación que se le pueda dar a esa
información, si falta la educación y preparación o no se tiene la edad que
permita juzgar lo más correctamente posible.
Creo que hay que tener en cuenta, sobre los medios de comunicación
modernos, que son instrumentos, no son un fin, ni todo lo que dicen es
correcto, como tampoco lo es todo lo que se ve.
Lo que no ha cambiado es que hay edades en los humanos y los
comportamientos suelen repetirse y ser acordes a las mismas edades.
Uno de los ejemplos para mi muy significativos es lo que le oí a
un niño decir a su padre cuando le dijo que lo castigaría por un mal comportamiento,
y su hijo le respondió: si me castigas te denuncio.
Que cada persona juzgue lo dicho.
Ciertas
informaciones que están recibiendo algunos jóvenes, a mi entender, no son
acordes a sus edades pues les falta madurez para interpretarlas correctamente.
En internet se puede leer y ver de todo, pero todo en realidad,
ya sea bueno, malo o regular, y con acceso directo para la
juventud.
Y ¿En qué podemos
ayudar los abuelos a nuestros nietos en estos momentos?
Por supuesto hay
un comportamiento que siempre ha sido muy efectivo, y es intentar ser lo más
consecuente con uno mismo y con las creencias, y demostrarlo con nuestros
actos.
Dar ejemplo a los
nietos con nuestro comportamiento. Si los abuelos somos consecuentes, eso sí se
transmite. Después de afirmar algo o hacer alguna aseveración: que después de
hablar nuestros actos correspondan a las
palabras.
Hay valores
eternos: el respeto a los demás, la honestidad, la corrección en el hablar y en
el proceder, la amabilidad, el oír y pararse a escuchar al mismo tiempo, el
pudor, la preocupación y, en especial, el
amor al prójimo etc.
Esos valores
morales o religiosos son y serán eternos.
Si practicamos
esos valores eternos, para los que hoy nos rodean será pan comido captarlos, y entonces nuestros
nietos verán y entenderán que tienen que ser educados en valores eternos, y los
harán contemporáneos y actuales, porque se darán cuenta que no se puede vivir
felizmente sin ellos.
Entenderán que sin
normas de conducta, sin valores morales o religiosos, no puede haber una
convivencia feliz ni hay desarrollo personal y colectivo.
Otro valor de
enorme trascendencia es el religioso.
Quien ha sido
educado en valores religiosos tiene ya un gran camino andado para poder vivir y
repartir la felicidad, así como para enseñar y ayudar a sus nietos.
Aquí el ejemplo es
vital.
En las creencias
religiosas no basta con hablar de ellas, hay que demostrar con hechos que somos
religiosos y actuamos en consecuencia, con las limitaciones humanas, como es
lógico y natural, pero esas mismas limitaciones ayudan y cooperan a la
comprensión de los nietos, cuando ven y oyen los errores de sus abuelos pero al
mismo tiempo ven y oyen el deseo de hacer las cosas bien, y el arrepentimiento
en el caso de equivocarse o fallar.
Creo que lo mejor
que podemos hacer los abuelos a nuestros nietos, es quererles mucho y tratar de
ser lo más consecuentes posible en nuestro modo de actuar y con nuestras
palabras, en especial porque nosotros vivimos y actuamos con valores morales o
religiosos.
Ya solo me resta pedirles que recen
mucho por nuestros nietos y por nosotros los abuelos, que seguro ustedes al
llegar a abuelos también lo necesitaran como lo necesitamos nosotros hoy.
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