“¡¡¡LA MUERTE!!!” “¡¡¡VIVIR Y MORIR!!!”
La muerte es el hecho
más importante después de la vida.
La muerte es tan
importante que les he pedido a mis hijos que si estoy camino de la muerte que
me lo digan, llamen al párroco para que me dé la Santa Unción y que recen por
una feliz y santa muerte y por mi alma.
Nacimos para vivir, y
para morirnos.
No reconocer la
importancia de la muerte es haber muerto espiritualmente, y vivir como un
zombi.
“¡La muerte sublima la
vida y es el final de la vida!”
“¡No reconocer la
importancia de la muerte es haber vegetado en vez de haber vivido!”
Vivir es haber conseguido
crecer y madurar y haber tenido tiempo para enriquecernos culturalmente y
compartir con otros la vida y la felicidad, para que así la vida haya tenido
valor y sentido.
Nacimos para
compartir.
Somos seres sociales.
Y los somos si compartimos.
El mayor egoísmo, por
la falta de valores, es no haber vivido como un ser racional y no haber
compartido la vida, dándole valor y contenido. Haber vivido sin sentido.
“¡La vida es algo
maravilloso de la que hay que sacar el mayor partido!”
“¡Vivir sin
rentabilizar el tiempo que vivimos es perder la vida sin valor ni sentido!”
No podemos perder el
sentido de la vida, que no es otro que compartir y ayudar, para que al final la
vida haya tenido valor y sentido.
Vivir y vegetar como
un ser irracional es perder el sentido maravilloso y grandioso de la vida.
Vivir, hacer y
compartir, es hacer que la vida la podamos llenar de valores y hechos que al
final de la vida nos muramos habiendo correspondido a la responsabilidad de
haber vivido.
La responsabilidad de
la vida, única e irrepetible, es de un valor inconmensurable, y ofrece incontables
oportunidades de llenarla de valores con sentido y contenido.
La muerte no es el final
de la vida, es solo el fin del recorrido y el comienzo de la eterna felicidad
en la presencia eterna de Padre Dios. Seamos personas creyentes o no, así lo
veo, así lo comparto.
“¡Todos nacemos y
morimos, la diferencia está en el contenido que le hemos dado a la
vida!”
La vida es para
llenarla de hechos que nos llenen el alma: todos esos valores que hemos
realizado y compartido, y que llenarán la vida de valores y de contenido para
propios y ajenos…
“¡Alabado y glorioso
sea quien ha vivido compartiendo lo que ha tenido!”
Son muchísimos los
dones y virtudes que hemos recibido los hombres, y eso nos hace ser la especie
natural de más valor y contenido de la creación, con la ineludible obligación
de compartir lo bueno que hemos recibido.
En la medida de lo que
hemos compartido, en esa misma medida gozaremos la vida y habremos vivido y
cumplido con la obligación de todo nacido.
“¡La
muerte acaba con la vida terrenal, y nos pone en el camino de la eterna
felicidad!”
“¡La
muerte no es el final de la vida, es el comienzo de la eterna felicidad!”
Seamos creyentes o no.
“¡La
muerte es una necesidad para que Padre Dios nos juzgue y nos de la felicidad
eterna y el descanso merecido!”
La muerte es el final
del recorrido material, para luego gozar la feliz eternidad en la contemplación
de Padre Dios y en él toda la humanidad y toda la creación, que todo eso es el
cielo en la eternidad.
“¡La muerte es el fin
del recorrido terrenal y el comienzo de la feliz eternidad!”
“¡¡¡La muerte es una
necesidad!!!”
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