"¡¡¡LA BONDAD!!!"
La bondad no es una virtud congénita, se aprende
por la educación recibida de nuestros padres y de su ejemplo. Y se
practica a lo largo de la vida.
“¡La bondad es la
virtud o inclinación a hacer el bien!”
Las religiones deben ser
un medio por el que circule y se desarrolle la
bondad de forma notoria y libre. Pero tampoco son ellas sus únicos poseedores. Lo somos todos los seres
humanos.
La bondad ennoblece.
La bondad es de los
mejores amigos que se pueden tener después de Padre Dios. La bondad es repartir por la participación,
la alegría y la honestidad. “¡Qué responsabilidad coartar o tratar de eliminar
o entorpecer a la bondad!”
La bondad es
el cimiento de la felicidad. Y
un pilar de la libertad.
No basta con ser bueno, hay que demostrarlo con hechos y con
palabras. La bondad es contagiosa cuando parte de un humano que vive con
valores éticos o religiosos. Es mucho más fácil repartir bondad que
maldad.
“¡Qué responsabilidad civil
y moral tienen los inmorales!” “¡Qué responsabilidad tenemos todos de
tratar de ser buenos y que lo sean los demás!” La bondad no es una
responsabilidad con una carga, todo lo contrario,
aligera la existencia, encamina la vida y le da valor inconmensurable. Tratemos
de tener y repartir la bondad y seremos buenos. Hay que estar intentándola
y practicándola todos los días y a todas las horas y la compensación será
el bien en el deber cumplido.
Habremos repartido la
felicidad basada en el bien entregado. La bondad es una forma más de la participación
efectiva, ejecutiva y abrasadora.
“La
participación es la solución”. Y
sin ella no se recibe la bondad.
