“¡¡¡VIRTUDES HUMANAS!!!”
“¡¡¡Las virtudes
humanas, las fuerzas que mueven al hombre, son el cimiento de la felicidad, y
el desarrollo de la libertad!!!”
La felicidad está en
compartir. Compartir es una de las virtudes humanas.
Las virtudes humanas
son necesarias para la vida y para la muerte. Las virtudes humanas son el
sostén de las virtudes sobrenaturales.
“¡Las virtudes se
heredan y se aprenden por la educación familiar, y se incrementan y desarrollan
a lo largo de la vida!”
¿Cómo podemos vivir
contentos si no somos alegres, sinceros, trabajadores, buenas personas, buenos
amigos, honestos...?
San Pablo nos dijo: “Todas las cosas son nuestras: el mundo, la
vida, la muerte, lo presente, lo futuro”.
Y siguiendo ese
consejo, intentemos que todos vivamos las virtudes humanas, para hacer a este
maltratado Planeta habitable. Eso es lo que era y, lo que necesariamente tiene
que volver a ser. Tenemos que convertirlo de nuevo en habitable.
Las virtudes humanas
se desarrollan con todos los medios que tenemos. Aprovechando también los
medios materiales. Tenemos que hacer al hombre nuevo, y comenzar una vida
nueva. “¡Una vida centrada en la constante y honesta participación social, en
la unión de todos, que es la solución a tantos problemas!”
Tenemos que poner
nuestra buena voluntad al servicio de la comunidad, y tener la recompensa
debida: el eterno agradecimiento y el cariño de los demás.
“¡Sin esos deseos y
vivencias de buena voluntad, ni hay virtudes humanas, ni se mejora nuestro
entorno, ni hay felicidad y tampoco libertad!”
Cada uno tiene la
obligación de vivir -en la medida de sus posibilidades- la plenitud de las
virtudes humanas, para deleite y desarrollo personal y para bien de la
comunidad. No se necesita más.
Tan fácil y tan
sencillo como tratar de vivir las virtudes humanas y compartirlas en la medida
de nuestras posibilidades, nada más.
“¡Las virtudes humanas
son el cimiento del edificio de la felicidad y de la libertad!”
“¡¡¡Sin virtudes
humanas no hay felicidad ni libertad!!!”
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