sábado, 29 de octubre de 2022

“¡LAS TENTACIONES!”

 


“¡LAS TENTACIONES!”

¡Cómo se forja uno en las tentaciones! No dejan de existir, duran toda la vida. Hay quien dice que las tentaciones se acaban quince minutos después de la muerte.

Comprobamos, quienes creemos en Padre Dios, que el demonio trata de abusar de su poder y de nuestras debilidades a lo largo de nuestra vida.

Debemos estar siempre en esa constante alerta y preocupación, pero sin angustias.  Diría que con estoicismo, valentía y fe ante los continuos ataques.

Por supuesto: sin rezar no hay posibilidad de vencer al demonio.

¿Cómo se las arreglan los no creyentes? No lo sé.

La resistencia al mal fortalece, de manera notoria y alegre, el comportamiento hacia el bien, con lo que el alma se llena de alegría y esperanza, en especial del amor.

Mi vida ha sido una constante tentación, caídas y levantadas. Y siempre pidiendo perdón y tratando de enmendarme.

Rezos de ayer, de hoy, y de siempre, y con ellos la victoria y la alegría serán su consecuencia, venciendo al mal.

Es una batalla para toda la vida. La desesperación es uno de los grandes males. El maligno enemigo se aprovecha de la desesperación. Nunca hay que desesperarse. Rezar, rezar mucho y confiar mucho en Padre Dios, en su Santísima Madre la Virgen del Pino, y en toda la corte celestial de nuestros amigos los ángeles y los santos.

Hablar y escribir es relativamente fácil, hacer es más difícil. Trato de transmitir mi experiencia, ya larga, de esta necesidad de constante lucha, sin cansarse, sin agotarse, sabiendo que Padre Dios conoce nuestras debilidades, nuestro trabajo, y nuestros esfuerzos o preocupaciones.

Confiar todo lo que podamos en la misericordia infinita de Padre Dios. Estoy seguro que sin esa misericordia infinita jamás entraré en el reino de los Cielos. Dios es justo, sabe más, y solo mira nuestro corazón.

Les transmito estas letras, estos sentimientos y estas vivencias con el honesto deseo de cooperar al bien de los demás y del mío propio.

Nos necesitamos los unos a los otros, en todo. Jamás podemos olvidar que somos seres sociales y que nos necesitamos los unos a los otros, hoy y siempre.

El mal es la ausencia del bien, y lo es por nuestra cooperación o despreocupación, de las que se aprovecha el perverso para hacer su agosto.

Rezar, rezar constantemente, pidiendo comprensión, y fortaleza y con agradecimiento a Padre Dios; y entonces el bien vencerá al mal.

El bien siempre ha triunfado sobre el mal. ¡Claro! Con nuestra participación y cooperación. Con nuestra lucha y acciones.

"¡Es necesario, para todo, la honesta y sincera participación, con amor, que es la solución siempre!"

Solución que necesita la intervención de Padre Dios. Estén todos seguros de esto, creyentes o no.

Las tentaciones las tendremos a lo largo de toda la vida, y, al mismo tiempo, tenemos la ayuda infinita de Padre Dios.

Por supuesto: "¡¡¡Rezar y pedir perdón es la definitiva solución siempre!!!"

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