miércoles, 12 de octubre de 2022

Día de Ntra. Sra. Del Pilar y de la Hispanidad. “¡Desarrollo de la propuesta a LOS PARADOS Y LOS JUBILADOS!”

 


Día de Ntra. Sra. Del Pilar y de la Hispanidad.


"¡Desarrollo de la propuesta a LOS PARADOS Y LOS JUBILADOS!"

Intentaré ir desarrollando -según mi leal saber y entender- la idea que he propuesto de: que tanto los parados, que puedan y cobren, como los jubilados dediquemos una hora a la semana a trabajar por los demás, sin pedir nada a cambio. Entiendo que este trabajo reportaría una buena cantidad de dinero, que podría repartirse entre todos, parados, jubilados, personas dependientes etc.

El principio rector de la propuesta es este: “nadie conoce mejor lo que sabe, el tiempo que puede dedicar y la voluntad que tiene”. Su fundamento: “la participación solidaria en la búsqueda del bien común sin pedir nada a cambio, con el fin de la mayor rentabilidad al esfuerzo común idealista y realista”.

Podrían crearse grupos por oficios -construcción, agricultura, ganadería, sanidad etc. etc.- para reunirse, unirse y trabajar.

La especialización sería la base de mi propuesta, con la ayuda de los expertos a los que tienen menos conocimientos y posibilidades.              

Tales uniones se crearían en todas las aldeas, pueblos y ciudades.

Las tareas de coordinación recaerían en una unidad central. Estaría allí donde lo ofertasen. El lugar no tiene importancia. Lo importante es la voluntad, la dedicación y el tiempo disponible.

Los grupos serían autónomos, decidirían sus ingresos y gastos, salvo el porcentaje, igual para todos, que se dedicase a la coordinación central.

La solidaridad y la buena voluntad serían los valores dominantes. No como deseos o propósitos vagos, sino referentes para evaluar la actividad. A ellos habría que unir, evidentemente, el buen hacer profesional. La combinación sería como la fe: una fuerza capaz de mover montañas y de contagiar a otros.

Todo está inventado. Mi propuesta consiste en rentabilizar el trabajo a fondo perdido.

La dicha por el esfuerzo y la participación serían tan grandes, que convertirían los hechos no sólo en alegría, sino en rentabilidad económica.

Tratemos de desarrollar esta idea. Las aportaciones de los demás son imprescindibles y necesarias, y para descubrir los posibles fallos del proyecto.

Aprendamos a comprender en toda su hondura la necesidad de una vida sacrificada.

Los católicos tendríamos la oportunidad de, al menos un día a la semana, considerar la necesidad y los frutos del negarse a uno mismo y de hacer algún sacrificio especial: una obra de misericordia, que incluso es rentable económicamente.

Con la obligación de participar en la búsqueda del bien común, reciban las gracias con el mayor cariño y un fuerte abrazo.

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