“¡¡¡LA INCONDICIONALIDAD!!!”
Decía mi amiga, y gran artista-conservacionista Mary
Ann Kunkel, que el comportamiento debería ser incondicional, referido a que yo
decía que la honesta ayuda debía ser sin pedir nada a cambio.
Estoy de acuerdo, también incondicional.
Incondicional debería ser nuestro comportamiento en
todo lo que podemos hacer por los demás.
La incondicionalidad debería ser una forma de
convivencia. Entregamos y recibimos todo aquello que necesitamos sin más compensación
que las gracias y la dicha de haberlo realizado.
La incondicionalidad no significa la idiotez, el
abuso. Debe significar la participación honesta en la búsqueda y práctica del
bien ajeno.
“¡¡¡Amar a Dios
sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos!!!”. Eso es
incondicionalidad. Y esto lo podemos y debemos practicar la humanidad entera,
sea creyente o no.
¿Qué valores debemos tener para actuar de forma
incondicional con mi prójimo?
Como inicio: ser sumamente educado en valores éticos o
religiosos.
Creer en la humanidad.
Somos los seres más importantes de la Creación o de los que vivimos
sobre este Planeta, según opinión religiosa o laica.
Todo está al servicio del ser humano. Tanto de la vida
personal, familiar, social, política o comunitaria.
Si este principio se practicase; no habría problemas,
sólo situaciones más o menos complicadas.
El egoísmo, la mala educación, pasotismo,
individualismo, materialismo etc. etc. son los enemigos acérrimos de la
incondicionalidad.
Se comienza a ser incondicional desde que se tiene uso
de razón, por la educación recibida de los padres. Nunca es improvisada, es
creada y a conciencia.
¿Vale la pena educar en la incondicionalidad? ¿Vale la
pena vivirla?
Incondicionalidad y santidad van en paralelo. Nacen y
se desarrollan de la misma manera.
¿Hay mayor grado de satisfacción y alegría que vivir
la santidad? Se sea creyente o no.
La incondicionalidad es un fundamento importante de la
felicidad y de la libertad. Y para ello solo se necesita la honesta
participación en todos los actos de nuestra vida.
¿A qué esperamos?
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