“¡QUIENES OPINAN DIFERENTE!”
He tenido la
suerte de vivir épocas muy diferentes. En todas, he tratado a personas que
tenían opiniones distintas a las mías.
A veces, algunos, han
elevado sus opiniones a la categoría de dogmas. Y han considerado que las
opiniones de los demás estaban totalmente equivocadas.
Utilizamos con gran recurrencia
las palabras "democracia" y "libertad". ¿Las vivimos
plenamente? ¿Cuál es su verdadero sentido?
Una de las
concreciones de la libertad es la libre exposición de las opiniones. Algunos
utilizan este derecho desde el anonimato, sin decir su nombre. Otros lo hacen
de manera limitada: dicen sí o no y nunca explican sus razones.
Poder opinar no significa tener
la razón.
Puedo opinar que el color
rojo es feo. Mi disgusto no es la verdad.
Decir “no me gusta", o,
"no estoy de acuerdo”, no me acerca a la verdad ni a la mentira.
La opinión que no
se fundamenta con argumentos no es racional.
Limitarse a afirmar "no
creo en Dios", o "no creo en tal idea" y no ofrecer argumentos
es insuficiente.
Dar una opinión razonada es
dar fundamento a las propias creencias. Entre el "pienso que esto es lo
correcto por esta razón", y el "esto no es verdad porque no me lo
creo" hay una gran diferencia.
Para opinar hay
que ser honesto. Creer exige un plus de honestidad.
Se puede opinar
diferente. No es honesto atacar por no pensar igual que otros.
Las creencias y
las opiniones honestas merecen ser respetadas, se esté a favor o en contra.
Es fácil decir que
no estoy de acuerdo y no tener argumentos. Pero no es educado y es muy poco
honesto. En especial cuando estas palabras se pronuncian desde la oscuridad del
anonimato.
No basta decir que no o que sí.
Cuando uno quiere decir su opinión hay que fundamentarlo, con argumentos
ciertos, no imaginados. Y siempre respetando las verdades de otros.
La libertad sin
respeto, no es libertad.
No cabe la menor
duda de que hay muchas opiniones en la calle. Algunos las copian sin
argumentos.
Muchos opinamos
con frecuencia. Siempre pretendo que mis opiniones sean honestas. Puedo estar
equivocado, por lo que ruego me lo hagan saber. Me harán un gran favor. Quienes
me ayuden, se harán un gran favor y nos lo harán a todos.
Opinar honestamente y con
argumentos es una necesidad a la que apelo con urgencia.
Gracias por
haberme leído. Espero opiniones honestas y argumentadas, para bien de todos, y
con los mejores deseos que Padre Dios nos bendiga, a todos.
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