jueves, 6 de octubre de 2022

“¡QUIENES OPINAN DIFERENTE!”

 

      “¡QUIENES OPINAN DIFERENTE!”                                              

         He tenido la suerte de vivir épocas muy diferentes. En todas, he tratado a personas que tenían opiniones distintas a las mías.

        A veces, algunos, han elevado sus opiniones a la categoría de dogmas. Y han considerado que las opiniones de los demás estaban totalmente equivocadas.

         Utilizamos con gran recurrencia las palabras "democracia" y "libertad". ¿Las vivimos plenamente? ¿Cuál es su verdadero sentido?

         Una de las concreciones de la libertad es la libre exposición de las opiniones. Algunos utilizan este derecho desde el anonimato, sin decir su nombre. Otros lo hacen de manera limitada: dicen sí o no y nunca explican sus razones.

         Poder opinar no significa tener la razón.

         Puedo opinar que el color rojo es feo. Mi disgusto no es la verdad.

         Decir “no me gusta", o, "no estoy de acuerdo”, no me acerca a la verdad ni a la mentira.

         La opinión que no se fundamenta con argumentos no es racional.

         Limitarse a afirmar "no creo en Dios", o "no creo en tal idea" y no ofrecer argumentos es insuficiente.

         Dar una opinión razonada es dar fundamento a las propias creencias. Entre el "pienso que esto es lo correcto por esta razón", y el "esto no es verdad porque no me lo creo" hay una gran diferencia.

         Para opinar hay que ser honesto. Creer exige un plus de honestidad.

         Se puede opinar diferente. No es honesto atacar por no pensar igual que otros.

         Las creencias y las opiniones honestas merecen ser respetadas, se esté a favor o en contra.

         Es fácil decir que no estoy de acuerdo y no tener argumentos. Pero no es educado y es muy poco honesto. En especial cuando estas palabras se pronuncian desde la oscuridad del anonimato.

         No basta decir que no o que sí. Cuando uno quiere decir su opinión hay que fundamentarlo, con argumentos ciertos, no imaginados. Y siempre respetando las verdades de otros.

         La libertad sin respeto, no es libertad.

         No cabe la menor duda de que hay muchas opiniones en la calle. Algunos las copian sin argumentos.

         Muchos opinamos con frecuencia. Siempre pretendo que mis opiniones sean honestas. Puedo estar equivocado, por lo que ruego me lo hagan saber. Me harán un gran favor. Quienes me ayuden, se harán un gran favor y nos lo harán a todos.

         Opinar honestamente y con argumentos es una necesidad a la que apelo con urgencia.

         Gracias por haberme leído. Espero opiniones honestas y argumentadas, para bien de todos, y con los mejores deseos que Padre Dios nos bendiga, a todos.


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